cantar de los cantares
Comentarios
al
Cantar de los
Cantares
Volumen Primero
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“Causa diligendi Deum, Deus est;
modus, sine modo diligere.”
San Bernardo, “De diligendo Deo”, I,1.
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INTRODUCCION
Como cualquiera puede comprender, la tarea de escribir sobre
los temas de los que trata este libro es algo m´s que una ardua tarea.
a
Aqu´ m´s que en ningunaotra parte, la honradez exige la conforı, a
midad de la vida con lo que se escribe; o al menos una cierta conformidad, que es quiz´ lo unico que cabe esperar. Adem´s, puesto que
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a
el amor no puede ser comprendido si no se experimenta, con mucha m´s raz´n hay que afirmar eso con respecto a una realidad tan
a
o
compleja y misteriosa como es el amor divino–humano. Y, como
pretender esahonradez y esa experiencia ser´ demasiado atreviıa
miento, no hay m´s remedio que decir, en buena l´gica, que este
a
o
libro nunca hubiera podido ser escrito.
Sin embargo, como todo el mundo sabe, tambi´n los hombres
e
act´an a menudo impulsados por motivos que la raz´n no entiende.
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Lo cual, pese a todo, puede ser alguna vez razonable, ya que, de
otro modo, quedar´ sin hacerse muchascosas que luego resultan
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buenas y hasta necesarias. Por lo que se refiere a este escrito, la unica
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raz´n que se puede aportar en favor suyo, en un t´
o
ımido intento de
justificaci´n, es la de que el libro pretende colmar un cierto vac´
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8
Comentarios al Cantar de los Cantares
y aliviar una necesidad, aunque ambas cosas las haga torpemente
y s´lo las consiga en parte. Elvac´ y la necesidad se refieren a la
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situaci´n de carencia en la que se encuentra la gente que desea o´
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hablar de cosas como la vida de intimidad con Dios, o la oraci´n, y,
o
sobre todo, del verdadero amor, y de Aqu´l que es el Amor esencial
e
y la fuente de todo amor.
Cada d´ son m´s los cristianos que se sienten intranquilos y
ıa
a
hambrientos de Dios. Su intranquilidadest´ motivada, en parte,
a
por la actitud de la Iglesia: lleva tanto tiempo hablando de las cosas
de este mundo que parece haber olvidado las del otro. En cuanto
a su hambre, tal vez como consecuencia de eso, es un hambre de
lugares celestiales, a los que echan de menos, cansados como est´n
a
de haber andado tanto por los lugares terrestres.
Pero no es verdad que estos cristianos piensen,como a veces se
dice, que la Iglesia no debe hablar de las cosas de este mundo. Lo
que ellos pretenden es solamente una cuesti´n de referencia y de
o
dosificaci´n. De referencia, en cuanto que ellos desean ansiosamente
o
que la Iglesia, cuando hable de las cosas terrestres, lo haga en relaci´n con las celestiales; lo cual, por desgracia, parece que no siempre
o
sucede. Y de dosificaci´n, enel sentido de que ellos se sentir´ m´s
o
ıan a
felices si la Iglesia hablara m´s de las cosas de Dios, incluso aunque
a
fuera a costa de hablar algo menos de las cosas del mundo. En este
sentido, tienen bien presentes las palabras de San Pablo: Si s´lo
o
mirando a esta vida tenemos la esperanza puesta en Cristo, somos
los m´s miserables de todos los hombres.1
a
Son muchos los...
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