Cantar
RETRATO DE JUAN RADRIGÁN
“El que quiera vivir, salga. ¡Salgan como salieron del vientre de su madre; como salen las piedras de las manos, comosale el fuego de los palos! ¡Salgan los presos por ellos mismos, los presos por los demás; los temerosos, los escondíos!”
El Milagrero en El toro por las astas de Juan Radrigán (1982)
Una de lasvoces más desgarradoras y prolíficas de nuestro teatro chileno, la obra del dramaturgo Juan Radrigán aparece como una fuente inagotable de imaginarios, memorias y personajes que proyectan conflictosparticulares hacia una esfera universal y existencial. De formación autodidacta, su producción literaria ha transitado por la poesía, la prosa y el ensayo, pero es gracias a la dramaturgia que su nombreestá grabado a fuego en la historia artístico cultural chilena. Trabajador en industrias y presidente de sindicatos, tuvo contacto directo con la realidad de los obreros y sus familias. Es sobreaquellos rostros que Radrigán vuelca su obra dramática reivindicando la figura de los marginados en un proceso sincero de humanización y dignificación:
Me parecía horrorosa la literatura social chilenaporque presentaba a los pobres como borrachos, llorones y dignos de lástima; no tenían otra opción que ser lo que eran.1
Más allá de las etiquetas de sucios, falsos y viciosos que nos colgaban; más alláde aquello de borrachos, flojos, resentidos, la verdad es que en nuestra sangre no había nada que tuviera forma de rencor o de venganza.
Moisés en El pueblo del mal amor de Juan Radrigán (1986)
Susprimeras obras surgieron al calor de los duros tiempos de violencia y quiebre de la democracia a fines de la década de 1970 y durante la de los ochenta, y junto con testimoniar las vivencias trágicasvividas en este tiempo, las inscribe en una atmósfera existencial propia de la condición humana. Títulos claves de nuestra dramaturgia como Las brutas (1980), El loco y la triste (1980), Hechos...
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