Casa De Muñecas (Texto Narrativo)

CASA DE MUÑECAS
Henrik Ibsen, dramaturgo noruego

Las mujeres somos la fuerza, el pilar y el cimiento de la vida.
Soy Nora, me siento desolada, cansada, usada, reprimida, pueril ysin amor. Sería feliz si mi esposo muriera, desapareciera o simplemente no lo viera nunca más.
Helmer, llegó como siempre a casa, lo saludé, como es habitual y le serví la cena en la mesa.Comenzó hablándome de su día de forma despectiva.
* Nora, con placer hubiese trabajado por ti día y noche, y hubiese soportado toda clase de privaciones y penalidades; pero no haynadie que sacrifique su honor por el ser amado – me dijo, simulando amor por mí.
* Los han hecho millares de mujeres- le respondí, con cierta rabia.
* Piensas como una niña, y hablasdel mismo modo.

Estaba tan cansada de cómo me trataba Helmer, así que le dije que ya no podía seguir viviendo con él, no puedo aguantar más.
Él me respondió sin tomarme muy en serio,pero aún así, me dirigí a la puerta para arreglar mis cosas e irme.
* No puedo pasar la noche bajo el techo de un extraño-entonces, me coloqué el abrigo y el sombrero- No quiero ver mása mis hijos, no puedo ser una madre para ellos.
* Pero, ¿algún día Nora…, un día?-dijo titubeante mi esposo.
* Nada puedo decirte, porque ignoro lo que será de mí.
* Pero seacomo sea, eres mi esposa.-me dijo Helmer, irritado.
Le entregué mi anillo, y él sorprendido, me entregó el suyo: ya no habrían cadenas ni para él, ni para mí.
* Ahora todo haconcluido. Ahí dejo las llaves. En lo que respecta a la casa, vendrá Cristina a lavar la ropa.
* ¿Podré escribirte, Nora?-me preguntó.
* No, jamás, jamás, no puedo aceptar nada de unextraño- le dije firmemente.
Tomé mi maleta y por un segundo pensé que podríamos transformarnos y ser un verdadero matrimonio, pero… ¡No!, ya basta; entonces cerré la puerta y me fui lejos.