Ciencia

Petrona Paz vende fruta desde hace 30 años en el mismo punto de la Avenida Monseñor Romero, afuera del ex edificio de la tienda de electrónica Murillo, en el perímetro del centro capitalino. El tráfico de vehículos era más ordenado y la contaminación, lógicamente, menor. No obstante, el humo siempre le ocasionó molestias, por lo que se tapaba la nariz de vez en cuando.
Hoy, la escena es muydistinta. El desorden general tiene su punta de lanza en el tráfico contaminante. Petrona y los árboles que adornan la acerca son un especie de termómetro de la calidad del aire en la zona. "Los palos están curtidos", comenta mientras sacude el tronco de un laurel joven que despide ceniza y otra poca se le queda en la mano.
"Imagínese cómo no estaré yo que lo respiro", responde con palabras quetraspasan con dificultad la mascarilla desechable con la que se protege.
Petrona está en tratamiento por asma, un padecimiento crónico del sistema respiratorio. En el hospital no le han explicado el origen de su enfermedad, pero es consciente de que uno de los factores desencadenantes es el aire contaminado. Y la señora lleva respirándolo siete horas al día, seis días a la semana, los últimos 30años.
Basta pararse 15 minutos en el lugar, próximo a la Alameda Juan Pablo II, para empezar a sentir picor en la garganta y ojos. De eso se encargan las nubes de humo negro que arrojan los escapes de los carros particulares y, especialmente, el transporte público. Las rutas de buses y microbuses de la 23, 26 y 1, por citar algunas, pasan junto al puesto de Petrona.
Curiosamente, las estadísticasdel Viceministerio de Transporte (VMT) confirman que todas y cada una de las unidades del sector público pasaron el obligado control de emisión de gases dos veces -el certificado es por seis meses- en 2008. El registro indica que 16,215 vehículos AB y 7,884 MB cumplieron ese trámite. Por el número se deduce que cada uno lo hizo cada seis meses.
Además, el dueño de cada unidad debe presentar esecertificado (de que no contaminan) en Sertracen para renovar la tarjeta de circulación y el permiso de línea.
La empresas autorizadas para hacer las revisiones son tres: Check Point, Swiss Contact, e Inversiones Monterrosa, esta última en San Miguel. En teoría, las tres dan fe de que el transporte público goza de buena salud, al menos en el apartado de la combustión y los gases que emiten. Unaspecto que corrobora el Viceministerio de Transporte aunque la situación en la calle es otra. La contaminación se percibe, pero sobre todo se respira. Y muchas personas como Petrona también dan fe a diario.
Basta con detenerse y observar el tráfico del transporte público en cualquier arteria para darse cuenta de que la combustión de muchos buses no es la correcta. Dicho de otra forma: contaminanmás de lo que permite la ley aunque un papel diga lo contrario.
Este medio de comunicación ha denunciado en años anteriores redes de coyotes que permanecen en las afueras de estas empresas y ofrecen modificaciones temporales a los carros y buses a cambio de pasar el chequeo. Unas irregularidades que persisten y que parece que no importan demasiado a las autoridades, más preocupadas y seguras desus estadísticas.
Julián Soriano, gerente de Swiss Contact, confirma que ese problema no se ha erradicado. "Hay supuestos talleres en los alrededores (de la empresa) que le ofrecen al usuario la manipulación del sistema para que pase el chequeo. A veces, la alteración es evidente porque en algunos motores ponen alambres para dosificar el paso del combustible y reducir la emisión, pero otras nolos notamos porque no hacemos experticia (revisión general) y obtienen el certificado", explicó Soriano.
Una vía para el fraude a la que también se abona Saúl Castelar, gerente de Castelcon, una empresa consultora de proyectos, movilidad y logística. La única manera de evitar irregularidades es con un control que deje fuera el factor humano.
"Hay lugares en donde la gente deja su vehículo y...