Comercio

El comercio justo se asoma al capitalismo
El aumento de ventas de artículos 'solidarios' ha mejorado la vida de millones de productores de países pobres - Su crecimiento le obliga ahora a definirse ante la tentación de un éxito más material
J. A. AUNIÓN 20 AGO 2009
Esta iniciativa intenta que los pequeños productores de los países pobres alcancen unas condiciones de trabajo dignas yposibilidades de desarrollo colocando en el mercado sus artículos a un precio justo. Aunque sólo sea por su crecimiento exponencial.
Según las cifras de productos certificados por la Organización del Sello de Comercio Justo sus ventas en todo el mundo se han multiplicado. En cualquier caso, vinculados al sello FLO hay 1,5 millones de trabajadores en los países del Sur, con lo que se calcula que hanmejorado las condiciones de vida de 7,5 millones de personas.
En España la mayoría aún desconoce este sistema de mercado
El consumidor paga más para que el campesino gane un salario digno
Venden sobre todo café, cacao, té, azúcar, fruta o algodón; en los últimos años, la artesanía se ha estancado. Unas ventas que necesitan de la colaboración de compradores concienciados de países ricos. Más de dostercios de sus consumidores están en Europa.
El comercio solidario ha marcado un gran cambio al introducir criterios éticos en el desalmado comercio internacional. Ya no se trata sólo de cuánto cuesta, cuánto necesito o cuánto me gusta algo, sino de si alguien ha sido explotado para producirlo. Pero la ética y las posturas solidarias se suelen encontrar siempre con un mismo dilema, entre lo ideal-¿cómo deberían ser las cosas?- y lo posible -¿qué podemos hacer con lo que tenemos para mejorar la situación?-. Un dilema en el que se encuentra hoy inmerso el comercio justo.
En España, aunque con crecimientos significativos las cifras son aún modestas si se comparan con otros países como Reino Unido, EE UU o Francia. En el actual contexto de crisis económica, es difícil mantener las ventas, perose observa que en España aún se desconoce qué es el comercio justo.
Sin embargo, el debate está muy presente. Nadie cuestiona los principios básicos: al precio razonable súmesele el respeto al medio ambiente, el apoyo preferente a comunidades marginadas, la mejora de las condiciones laborales y sociales, en definitiva, que el comercio internacional sea un poco más justo y que los que peor estánvivan algo mejor. Pero el informe de Setem de 2008 divide a las importadoras españolas en dos categorías.
La primera, a la que responde la mayoría, los que quieren vender cuanto más mejor, que suele conllevar la necesidad de certificación, de centrarse en productos con buena salida en los países ricos y llegar a la gran distribución. La segunda sería la de los que entienden este comercio como uncomponente más político y combativo con las actuales estructuras y que no importan productos del Sur que haya en el Norte e intentan reforzar los mercados del Sur para que no tengan que depender de la demanda de los países ricos.
Intermón, una de las principales importadoras, se sitúa en la primera, y Sodepaz en la segunda. Intermón apuesta porque sean las empresas privadas las que se acabenencargando de la distribución de estos artículos, ya que según los cálculos de Intermón si los países de Sur aumentaran su cuota de exportaciones mundiales, los beneficios generados sacarían de la pobreza a millones de personas.
Así, grandes supermercados, empresas del negocio internacional, plantaciones agrícolas, autoridades públicas o multinacionales de la alimentación han entrado en la escena.Tanto Carraro como Pérez Akaki se quejan de la confusión que puede crear en el consumidor esa enorme variedad bajo el mismo paraguas, cuando algunas de las grandes empresas sólo están "lavando su imagen".
En el centro de ese paraguas está el principal certificador del modelo, la Organización del Sello de Comercio Justo (FLO), aunque el escenario de las certificaciones está creciendo -junto a...