compañia de alegrias

Compañía de alegrías

Al llegar a su oficina de payaso importante, Juan Pepe se quita su nariz roja de plástico reglamentaria y la deja sobre su escritorio mientras se afloja un poco la corbata exageradamente larga y con lunares de todos los colores, para desplomarse finalmente sobre su sillón.

En el aire no han pasado más de dos minutos que la rutina, que hasta recién parecía dormida, hacomenzado su trabajo también: desde la puerta su secretaria le recuerda citas y compromisos que con una seña él le ordena posponer para mañana, ya que para él hoy no es otro día mas de la semana sino que es un día fundamental, en el que se juega nada menos que el ascenso más trascendente de su carrera de gracias: pasar de ser uno de los payasos importantes de la compañía a ser nada menos que el payasoprincipal; máxima aspiración para cualquier payaso con ambiciones en la vida, y que no cualquiera, por mas gracia y talento que tenga, puede llegar a concretar.

¡No estoy para nadie! – le ha dicho a su secretaria, que de sobra lo conoce como para saber que nadie es nadie, excepto ella y su tan elogiado café que le ha servido a lo largo de todos estos años, desde el primer día, cuando Juan Pepeocupó esa oficina para dejar de ser el raso payasito que estaba a cargo del tránsito de pequeñas alegrías y ella era una coqueta muchachita dispuesta a abrirse paso entre los obstáculos para ganarse un lugar a base de esfuerzo y sacrificio en la vida; nobles herramientas de quienes no han nacido para sobresalir del resto pero que tampoco se conforman en transitar en la carrera de los logros enmedio del pelotón de la mediocridad.

Aquí esta su café – le dice ella, con esa inagotable sonrisa suya que siempre ha logrado tranquilizarlo en momentos como este, y él la queda mirando con esa mirada que en silencio le agradece por tantos años de incondicionalidad.
Vamos a lograrlo María – le dice conteniendo la emoción en su garganta – estoy completamente seguro de que lo vamos a lograr.

Ella,siempre sonriendo, y siempre amable, también lo queda mirando. Si en algo confía ciegamente es en los atributos de su jefe y su capacidad para abrirse paso sin mancharse en esa jungla donde todo vale y se festeja siempre y cuando sea en pos del beneficio de la compañía de alegrías multinacional.

Yo también lo creo jefe – le dice guiñándole un ojo y cerrando tras de si la puerta para dejarlotrabajar.

Entre tanto, en los pasillos, en los galpones, los laboratorios y en todos los rincones de la compañía nada es diferente a otro día: por aquí payasos rasos de overol embalando piezas de entretenimiento y risas que se exportaran a países de nombres imposibles de pronunciar; por allá payasos administrativos llevando y trayendo papeles, refunfuñando el cansancio y la monotonía de andarhaciendo siempre lo mismo para no llegar nunca a ningún lugar; mas acá los serios payasos ejecutivos, recorriendo y supervisando, buscando la forma más barata de producir un poco más con mucho menos para no terminar ganando nunca lo suficiente, que es lo que la compañía espera en definitiva de ellos.
En fin; todo en la compañía transcurre como siempre, excepto en la oficina de Juan Pepe, que ahora estáensayando la presentación de su proyecto, con todo un cuadro de ademanes en estreno y especialmente preparados para la ocasión.

María – la llama parado frente al espejo
Dígame señor
¿No te parece muy exagerado este gesto?
Para nada. Es como si le fluyera naturalmente
¡Perfecto! Esa es la impresión que debo dejarle a la junta; que el puesto está hecho a mi medida.

Ella suelta una breve carcajadaque no permite se salga de control, y luego le dice, llevándose el cabello detrás de las orejas con su habitual dulzura de secretaria que siempre sabe darse su lugar:

Todo va a salir bien señor
¿Me lo prometes? – le pregunta bajando en un instante todas sus defensas, a lo que ella se limita a besarse los dedos en forma de cruz como toda respuesta, que increíblemente logra tranquilizarlo y...