Comunicador

POR EL DERECHO A UNA POLÍTICA CULTURAL


Hugo Renato Palacios
Comunicador y gestor cultural


En estos Tiempos de globalización cabría preguntarse si América Latina, y particularmente el Ecuador, se encuentran en una situación de cambios políticos, de crisis o de regreso a viejas formas de dominación política con el membrete de yo si que soy izquierda.
Más allá de los afectos o desafectosque este proceso desencadena, muchos se preguntan si una llamada revolución lo es tal si no lleva consigo una transformación cultural. Aunque para las élites el tema político y económico es lo prioritario, y a ello dedican todos sus esfuerzos, se deja de lado un tema que debe ser prioritario, por todo el universo de significaciones que se juegan en ese campo y porque una profundización culturalpodría politizar a las masas y encaminarlas a una real participación y construcción de su destino.

Prueba del desinterés en este campo es la ley de cultura, que fue debatida y vista con interés antes de ser aprobada la nueva Constitución, y algún tiempo después, incluso. Pero como suele suceder con los temas que no endosan votos y que no venden publicidad, la ley de cultura debe estar refundidaen el cajón más inaccesible del escritorio del Presidente de la Comisión respectiva, quien posiblemente se hará viejo hasta que en el Pleno escuche por fin la frase “segundo debate de la ley de cultura”. Es indudable que los trabajadores de la cultura y los movimientos sociales deben exigir que se apriete el acelerador, caso contrario se verán abocados a lamentar por años esa oportunidad que seles fue de las manos. En diciembre del 2009 se dio el primer debate y se afirmó que máximo hasta febrero del 2010 estaría lista su aprobación. Han pasado desde entonces sólo 53 meses.



¿Qué mismo es cultura?

La cultura, décadas atrás, era vista simplemente como un espacio en donde solo tenían cabida artistas e intelectuales, y no todos, por cierto, sino aquellos que miraban hacia las altascumbres. Ya en los años 80, la cultura rebasó ese ámbito tan exclusivo y se amplió para entender que era más apropiado hablar de las culturas. Por lo tanto ‘las culturas’ debían ser analizadas con otro lente, entonces se le dio forma al concepto de identidad, que durante muchos años era el hilo conductor por donde debían pasar todos los proyectos llamados culturales. Pero con el paso de lostiempos y la implosión de grupos y movimientos sociales, luchando y resistiendo por una serie de reivindicaciones, se dio paso a una aspiración que se venía alimentando desde hace algunos años: la pluriculturalidad.

Entender la cultura es entender lo que somos y los que nos construye como individuos y como sociedad. Nelson Reascos,[1] (Informe Cero, Ecuador 1950 -2010: 2011) catedráticoecuatoriano, sostiene que la cultura nos identifica y que nos construye como seres valiosos, nos proyecta, nos dignifica.

La cultura —y sus múltiples articularidades— pone en acción a muchas y superiores habilidades humanas: el pensamiento y la imaginación, el razonamiento y la capacidad de invención, el saber y el hacer, la vinculación y comunicación con los parecidos y diferentes. Se muevegenialmente entre la realidad y la fantasía, entre el ser y el deber ser, entre el acierto y el error, entre el amor y el duelo, entre la vida y su negación.

Resulta importante, entonces, comprender lo diverso, lo otro, lo distinto. Es aquí donde la interculturalidad tiene cabida, puesto que enfatiza la ‘otredad’, es decir el esfuerzo para reconocer a los diferentes sin una valoración jerárquica,sin pretender educarlos, equipararlos o asimilarlos. Reascos dice que la ‘otredad’ es una nueva ética que busca convivir con los diferentes sin descalificarlos, que los otros son todos aquellos que no son como yo. Sin embargo, aunque distintos, son iguales en valor y derechos. Distintos, diferentes, pero al mismo tiempo iguales, es la nueva filosofía de vida.

La cultura sigue siendo un tema...