Comunidades llenas de vida

COMUNIDADES “LLENAS DE VIDA… “

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Cada Cooperador/a y comunidad está llamado a la vida, a dar vida, a favorecer y ser instrumento de vida en su entorno. De forma semejante a una familia que en el amor forma un bonito hogar en el que recibe y cuida a sus hijos y les lega todo cuanto tiene, cada Cooperador ycomunidad debe rebosar de vida y buscar sus “hijos” –vocaciones amigonianas laicales para la Asociación y otros grupos y religiosas para las dos Congregaciones…- y cuidarlos para disponer de una generación a quien legar el tesoro de nuestro Carisma.

Cada Cooperador/a y comunidad, por tanto, es responsable del crecimiento de la misma comunidad y de la transmisión del Carisma. Esto debe manifestarseen actitudes y planteamientos concretos. Podemos encontrar ayudas en los religiosos, especialmente en nuestros animadores espirituales. Pero nada ni nadie puede sustituir la tarea concreta de cada hermano/a y comunidad. ¿Cómo podemos posibilitar que nuestra comunidad esté “llena de vida” en este sentido? Presentamos aquí algunas reflexiones.

← Lo primero, claro está, es fomentar la actitud dereconocimiento del don del Señor a cada uno/a y a nuestras comunidades, el don de la Vocación, el don del Carisma, y, consecuentemente, el agradecimiento que se deriva de ello. Sentirnos dichosos de haber sido elegidos y llamados por el Señor para seguirle a través de este Carisma amigoniano. Se manifiesta esto concretamente en una actitud orante que nos permita reconocer y agradecer su presenciaamorosa en nuestra vida. De esta forma, brotará espontáneamente, sin mayor esfuerzo, la generosidad para compartir con otros el regalo recibido.

← Lo anterior nos llevará a vivir unas relaciones cada vez más centradas en el amor que nos permitan hacer de nuestra comunidad un hogar confortable en el que todos nos sintamos acogidos y respectados, estimulados a los mejor. Será ese el ambiente quenos llevará a todos crecer y dar lo mejor de nosotros mismos. Por supuesto, cualquier proyecto humano no está exento de limitaciones y contrariedades que se manifestarán también en la relación. Pero por encima de todo y con la fuerza del Señor buscaremos amar y servir, antes que se amados y servidos. Ese ambiente de familia tiende siempre a difundirse, atrae a aquellos que lo contemplan desdefuera.

← Simultáneamente, surge un interrogante sobre el testimonio de vida, sobre la coherencia y fidelidad que manifestamos individual y comunitariamente en la vivencia de los regalos recibidos del Señor. ¿Cómo está nuestro sentido de identidad? ¿Y la pertenencia a nuestra respectiva comunidad, a la Asociación? Son los aspectos que nos llevarán a sentirnos en armonía con nosotros mismos alvernos coherentes, fuertemente cohesionados en la comunidad y con credibilidad hacia el exterior.

← Pero todo esto se vive en forma de proceso, esa coherencia tenemos que vivirla de forma dinámica. De ahí la necesidad de estar en constante renovación, en formación permanente. Es exigencia además de nuestro tiempo que cambia de forma acelerada. No podremos entregar nada bueno a los demás si no noscultivamos, y eso, no sólo en cuanto a libros y cursos, sino en todos los aspectos de nuestra vida. Nuestra vida ¿manifiesta claramente a todos lo que en realidad decimos ser? ¿Cómo podemos hacer que nuestro testimonio sea cada vez más claro y llegue sin distorsiones a los que nos rodean?

← Junto a la llamada está siempre el envío. El Señor que nos ha llamado espera de nosotros una dedicacióna la causa de su Reino. El servicio concreto que prestemos a los demás según la misión a la que está llamada nuestra Asociación será el criterio de que estamos viviendo adecuadamente los aspectos anteriores. Un compromiso que empieza por la propia familia y entorno de cada hermano/a, que se prolonga a nivel personal en alguna actividad apostólica y en alguna opción de apostolado comunitario...