Conferencia 26 Freud

Páginas: 29 (7241 palabras) Publicado: 25 de agosto de 2013
26ava. Conferencia. La teoría de la libido y el narcisismo
Amorrortu Editores, Vol XVI, Sigmund Freud Obras Completas, 1916

Señoras y señores: Repetidas veces ‑y la última no hace mucho [pág. 319]‑ nos hemos ocupado de la separación entre pulsiones yoicas y pulsiones sexuales. Primero, la represión nos mostró que ambas pueden entrar en oposición recíproca, y entonces las pulsiones sexualesson formalmente sometidas y obligadas a procurarse satisfacción por rodeos regresivos, luego de lo cual su indomabilidad las resarce de su derrota. Además, aprendimos que desde el comienzo las dos mantienen diversa relación con el maestro apremio [pág. 323 ], de manera que no recorren el mismo camino de desarrollo ni entran en idéntico vínculo con el principio de realidad. Por último, creímosadvertir que las pulsiones sexuales se enlazan con el estado afectivo de la angustia mucho más íntimamente que las pulsiones yoicas, resultado este que parece incompleto todavía en un solo punto importante. Aduzcamos, para refirmarlo aún más, el hecho notable de que la insatisfacción del hambre y de la sed, las dos pulsiones de autoconservación más elementales, nunca tienen por consecuencia su vuelcoen angustia, mientras que la trasposición de libido insatisfecha en angustia se cuenta, según vimos, entre los fenómenos mejor conocidos y observados con más frecuencia.

No se nos puede privar de nuestro justo derecho a separar pulsiones sexuales y yoicas: está implícito en la existencia de la vida sexual como práctica particular del individuo. Sólo puede cuestionársenos la importancia queatribuimos a esa separación, y la profundidad que le adjudicamos. Ahora
bien, nuestra respuesta se orientará por el resultado de una comprobación. Tendremos que averiguar en qué medida las pulsiones sexuales, en sus exteriorizaciones somáticas y anímicas, se comportan diversamente de las otras que les contraponemos, así como la importancia de los efectos resultantes de esas diferencias. No tenemosmotivo, desde luego, para aseverar una diferencia fundamental entre ambos grupos de pulsiones, que por lo demás no se comprendería bien.
Ambas se nos presentan como unas designaciones de fuentes energéticas del individuo. Y la discusión acerca de si son una sola o son en esencia diversas, y, en el primer caso, ¨[p.375] cuándo se divorciaron, no puede desarrollarse en el terreno de los conceptos,sino que debe atenerse a los hechos biológicos que hay tras ellos. Por ahora sabemos muy poco acerca de estos, y aun si supiéramos más, ello no contaría para nuestra tarea analítica.

Es evidente que muy poco provecho obtendríamos sí, siguiendo las huellas de Jung, destacáramos la unidad originaria de todas las pulsiones y llamáramos «libido» a la energía que se exterioriza en todas
[cf. Jung(1911‑12 ). Puesto que ningún artificio permite eliminar de la vida del alma la función sexual, nos veríamos en tal caso precisados a hablar de libido sexual y de libido asexual. No obstante, lo correcto es reservar el nombre de libido para las fuerzas pulsionales de la vida sexual, como lo hicimos hasta aquí.

Por lo dicho, opino que no tiene mucha importancia para el psicoanálisis decidir hastadónde ha de proseguirse la separación entre pulsiones sexuales y de autoconservación, indudablemente justificada; tampoco él es competente para hacerlo. La biología, en cambio, ofrece diversas indicaciones que nos hacen pensar que en esa cuestión se encierra algo importante. La sexualidad es, en efecto, la única función del organismo vivo que rebasa al individuo y procura su enlace con la especie.Es innegable que no siempre su ejercicio trae al individuo la misma ventaja que sus otras operaciones; más bien, al precio de un placer inusualmente elevado, le depara peligros que amenazan su vida y con bastante frecuencia se la cobran. Además, probablemente se requieren procesos metabólicos muy particulares, divergentes de todos los otros, para conservar una parte de la vida individual como...
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