confianza personal

Confianza Personal


"El sentido de la vida." (John Zelsik) 
Hubo una vez un rey deseoso de conocer cuál era el sentido de la vida. ¿Cuál sería? ¿La búsqueda de la felicidad? ¿Cumplir nuestrodestino? ¿Perseguir los sueños? ¿Contribuir a un mundo mejor?... Tales cuestiones perturbaban el corazón del monarca. Así que un día, como sus consejeros no le dieron una respuesta que le satisficiera,mandó a su primogénito, el futuro rey, que viajara hasta todos los confines del reino y buscara una respuesta entre los más sabios, magos y ricos que lo habitasen. El obediente hijo partió deinmediato. No podría regresar hasta que no encontrase una respuesta lo suficientemente buena. 
Viajó y viajó. Visitó aldeas pequeñas, grandes ciudades, hasta los rincones más apartados e inhóspitos. En todosellos buscó a los sabios, a los ricos, a los magos. Y a todos ellos preguntó. Anotó sus respuestas en un cuaderno negro que llevaba consigo. Pero nada. Ninguna le parecía lo suficientemente buena. Un día de un crudo invierno, tras años buscando el sentido de la vida, hizo un alto en el camino para descansar y comer algo caliente en una posada. Dentro sólo estaban el posadero y su mujer.Enseguida le ofrecieron una habitación y un caldo de pollo caliente al joven. No sabían que se trataba del hijo del rey. Cuando el príncipe se sentó a la mesa, junto a su cuaderno, a comer el deliciosoplato, el hombre le preguntó: ¿Qué le trae por aquí con este tiempo, joven? “Una búsqueda infructuosa “— respondió mientras se llevaba a la boca la primera cucharada del rico guiso. Tras decirle lo bienque cocinaba su mujer, el posadero volvió a preguntarle cuál era esa misteriosa búsqueda. Qué va a saber un posadero sobre el sentido de la vida — pensó el príncipe — Pero no hay nada que perder. Asíque se decidió a revelarle al hombre el propósito de su viaje. “¿Cuál es el sentido de la vida?” — repitió el posadero riendo —. “Ni idea”. Lo que pensaba, se dijo el joven. “Pero déjeme decirle algo...