Crónicas de una juventud encarcelada
Quizás es la monótona rutina de escuchar a mi madre diciendo que no hago nada, que yadebería estar trabajando y que entre mis hermanos y yo la estamos matando. Pudiera tener razón, pudiera no comprenderme. Pudiera no entender que no estoy hecho para esto, para lavar, barrer, ordenar yhacer costuras de overlock cada dos minutos, sin poder disfrutar del dulce néctar de mi juventud, que por cierto no durará mucho.
A veces siento mi alma como un pedazo de pergamino, vacio, sin nadaemocionante que contarle a los demás. Siento que debería ser una hermosa paloma, soñando con grandes hazañas a realizar después de terminar la facultad, pero no es nada. Es un algo que se alimenta acuentagotas con el amor de una joven a quien no merezco, a quien lastimo con mi mala suerte, con el hecho de no poder devolverle toda la felicidad que tan fielmente me entrega siempre.
En este momento,sentado sobre la dureza de la madera convertida en el asiento, me pongo a pensar en ella. Siempre lo hago, pero nunca de tal forma como ahora. Creo que debo darle mis disculpas y proponerle que seafeliz en otros hombros, aunque eso me destrozaría por dentro. No me imagino eso, llega a suceder y esto no se termina. Lo increíble de todo es que después de tanto sufrimiento, llanto y rabia, sigueestando a mi lado. Como ese can al que has criado de cachorro, fiel, aunque no lo alimentes, aunque no lo saques a pasear y aunque no le des todo el cariño que se merece. Quizá cuando lo lea semoleste por esta comparación, aunque solo sea una forma de expresar todo lo que en este instante estoy sintiendo.
Los únicos segundos libres que tengo para darle vida a esto son cuando no hay nada que...
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