Cuacimodo

Inauguración del Congreso Internacional “Juicios orales y debido proceso legal. Base para una reforma judicial y procesal a partir de la experiencia comparada (Alemania-México-América Latina)*
Señoras y señores: El título del Congreso que está por dar inicio, es provocador y sugestivo, tanto por la profundidad de los planteamientos sobre la materia, como por el momento en el que se encuentra ladiscusión sobre la Reforma del Estado en nuestro país. La justicia está contemplada dentro de las temáticas previstas por la Ley para la Reforma del Estado y, como saben, ha sido objeto de muy variadas colaboraciones. Desde las consultas que hizo el Poder Judicial de la Federación en los años previos, hasta los foros convocados por la Comisión Ejecutiva del Senado de la República en fechasrecientes. La oralidad de los procesos judiciales ha estado presente en todos estos ejercicios. Pero, ¿qué significado tiene hablar de juicios orales?, ¿existe algún consenso en torno a este tema? En el Libro Blanco de la Reforma Judicial, del Poder Judicial de la Federación, se da cuenta de una aparente paradoja: aunque parece que cada vez existe una mayor coincidencia para caminar hacia la oralidad(sobre todo en materia penal), no hay claridad en cuanto a los alcances de esta transformación. Las posiciones van desde la incorporación de la oralidad en asuntos menores, hasta una transformación integral de la justicia penal. 1 Tan sólo en los últimos doce meses se han presentado siete iniciativas de reformas constitucionales y legales relacionadas con la justicia penal, los juicios orales y eldebido proceso legal. Todas comparten cierta temática, pero llegan a ser, incluso, contrarias entre sí. Esta dualidad entre un aparente acuerdo general y muchos desacuerdos en lo específico, bien puede originarse en la necesidad de una definición de fondo: La oralidad no es un destino, sino un vehículo; es decir, que se trata de un medio y no de un fin en sí mismo.

La impartición de justicia esun elemento fundamental del Estado constitucional y de derecho. Su necesaria vocación hacia la prontitud y la imparcialidad es el motor que genera los diversos esfuerzos para hacer los procesos más ágiles, eficientes y transparentes. Este interés por fortalecer y mejorar nuestro sistema de justicia es un punto de encuentro para la gran mayoría de las propuestas. Quizás este es el destino y el fin.La oralidad, entonces, se presenta como la portada y la cubierta de una serie de propuestas complementarias que constituyen un conjunto, que necesita de todas sus partes para tener funcionalidad. En ese paquete de propuestas se incluye —por ejemplo— la discusión sobre la instauración de medios alternativos de solución de controversias en materia penal; la redefinición de las garantías de lavíctima y el procesado; el establecimiento del proceso penal acusatorio y adversarial; la posibilidad de eliminar u obviar instancias, entre muchos otros temas que se vinculan con el llamado “debido proceso” y los “juicios orales”. El tema que nos convoca no es en realidad una asignatura unívoca. Es el título de una profunda discusión sobre un cambio paradigmático en una parte de nuestro sistema deimpartición de justicia. Las bases para una reforma judicial, como se menciona en el título de este Congreso, no emanan de las técnicas escritas u orales que se usan en los procesos, sino en los grandes objetivos que persigue la justicia en un Estado constitucional, democrático y de derecho. El análisis de la oralidad como técnica judicial, merece nuestra atención y consideración como cualquier otrareflexión encaminada a mejorar nuestro Estado de derecho y la impartición de justicia. Como seguramente platicarán a lo largo de este Congreso, México cuenta ya con ejercicios estatales de diversa índole: en Chihuahua se establecieron procedimientos orales de forma gradual, mientras que en Nuevo León existen cifras sobre los juicios orales que se muestran atractivas, quizás por contar con un...