Cuento Corto

Los arboles escuchan
Verde
Verde y más verde. No, no solo verde son…árboles; azul, rojo, gris. Mi mente se siente tan confundida. No hay nada en mi mente, solo…Mi madre, Dios santo, Mi madre. La busco con la mirada…allí esta, junto a mí, acostada en el suelo con una mano en su estomago y la otra en una roca, parece estar durmiendo. Al momento que me arrodillo junto a ella no emite ningún sonidoo algún movimiento. Ella está enferma, me grita mi mente, Morirá. Tengo que salvarla.
Intento calmarme, alrededor hay un bosque, estamos en un circulo donde solo hay maleza, una fogata apagada y una mochila negra, al revisarla no hay nada más que una chaqueta y un paquete de lo que parece comida deshidratada. Le coloco encima la chaqueta a mi madre. Mi mente empieza a girar de nuevo, llena depreguntas ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué paso con mi madre? ¿Qué hare ahora? Empecé a maldecir en voz alta, mi vista estaba nublada sabia que pronto iba a perder la conciencia.
***
Al despertar me sentía igual de confundido, estaba acostado a la par de mi madre, ella con la misma posición. Me senté demasiado rápido, hay un ruido en las plantas se va acercando cada vez más. Rayos, morirésin saber qué rayos está pasando, pensé al momento que descubrí que creaba ese ruido.
El ruido en los arbustos, era un chica; con el pelo negro, con unos mechones más grandes que otros, era musculosa y fornida. Nos observo por un buen momento, tenía miedo pero me pare frente a mi madre para taparla de su vista, o de que la lastimara. Observo la fogata y luego a mi madre.

—Tienen que irse, lafogata los atraerá— al decir esto se dio media vuelta y empezó a caminar. Su voz me sorprendió, no encajaba con su aspecto tosco, era fuerte pero reconfortante. Podría ser la voz de alguien que te cuidara toda la vida o de alguien que podría asesinarte de mil maneras diferentes con solo sus manos, no quería averiguar ninguna.
Sin saberlo estaba corriendo hacia ella, otra vez con mil preguntas enmi mente.

— ¡Espera!— dije casi gritando — ¿A quienes te refieres con “los”? —
Si hubiera dado un paso más probablemente tuviera un chuchillo clavado en la garganta, ahora realmente estaba asustado. Mi vida hubiese pasado frente a mis ojos si la recordara. Ella, en un movimiento, sacó su cuchillo y lo apretó contra mi garganta, involuntariamente subí mis manos lentamente. Solo me observo por unmomento y luego hizo un ademán con su cabeza hacia mi madre.
— ¿Está viva? — dijo sin quitar el cuchillo de mi cuello
—Por supuesto que los está. — diablos, ahora no estaba tan seguro. Nunca paso por mi mente ese pensamiento, Debe de estar viva, no puede no estar viva. Al parecer mi respuesta sonó más grosera de lo que quería porque hizo una ligera mueca con su cara. Guardo su cuchillo en,ahora si lo había notado, un compartimiento cerca de su espalda.
— ¿Cuál es su condición? — empezó a caminar hacia su dirección e instintivamente me pare enfrente de ella. Diablos ¿qué estoy haciendo? Antes de chocarse con migo me regalo una mirada asesina. era un poco más baja que yo, no por mucho, su frente me llegaba a la nariz. Tenía unos ojos grises, sombríos y estoicos. Su voz me envió devueltaa la realidad.
— ¿Qué haces?— me moví de su camino y se dirigió hacia mi madre, se arrodillo junto a ella, Estaba congelado. Muy pronto se paró y sin mirarme de nuevo prosiguió su camino, al estar más cerca de mí dijo:
—Está viva sin duda, pero está mal— abrió la boca como si estuviera a punto de decir algo más, pero no lo hizo. No tardó en recobrar su recorrido y seguirlo. La seguí con lamirada y no me moví.
— ¡Espera! ¿Qué tengo que hacer?— antes de que pudiera hacer otra pregunta dijo,
—huir, has atraído a los…animales con el humo de tu fogata, huye y busca ayuda. —
Qué gran consejo — ¿En dónde puedo buscar ayuda? — dije aún sin moverme.
—No lo sé ¿parece como si necesito ayuda? — Dijo sin parar de caminar —Ten cuidado con las trampas. — oh genial, trampas. Ella desapareció...