Cuento Corto

Y ENTONCES QUIZAS…
¡El colmo! Ese descerebrado lo había hecho otra vez ¿Por qué tenía que meterse donde no lo llamaban? Bueno, era cierto que era su casa, era cierto que era su cuarto ¡pero eso nole daba derecho a mover sus cosas cuando ordenara! ¿O sí? Bah, su prioridad era encontrarlo ¿Dónde lo habría puesto?
La morena busco en cada parte donde “eso” pudiera estar, le dio vuelta a toda lacama, miro abajo de ella, hasta se asomo en el agujero de esa extraña caja con cuerdas que el pelinaranjo usaba para tocar melodías ¡pero no estaba en ningún lado!
Tan metida estaba en su búsqueda queno noto cuando la puerta se abrió y entro un malhumorado muchacho con el seño notablemente fruncido
Al ver a la shinigami tirar por el piso todas las cosas que estaban encima de su escritorio, nopudo hacer más que suspirar cansinamente. Definitivamente hoy no era su día, primero el loco de su padre lo despertaba con una patada de su placido sueño, luego por andar discutiendo con él se casi nollega al instituto a tiempo, sin contar que se peleó con la ojipurpura por no acompañarla de regreso a casa, ya que su querida profesora lo castigo gracias al malnacido de Keigo, para rematarencontrándose con la misma enana revolviendo su habitación, realmente no le hizo nada de gracia.
-¿Qué crees que haces?- le pregunto a la shinigami con tono de molestia claro. Rukia al oír la voz del dueño delcuarto dio un pequeño respingo, últimamente un escalofrió la recorría al escuchar la varonil manera de hablar que tenía el… ¡Maldito gigai!
-¿no ves? Estoy buscando algo- le respondió con simplezano prestándole la mayor atención.
-¿Y por eso tienes que regar todo en el piso? ¡Maldición Rukia acababa de ordenar!
-¡Es tu culpa! ¡Si no hubieras tenido la estúpida idea de mover mis cosas notendría que estar haciendo esto!- le grito ella finalmente volteándolo a ver.
-¿De qué hablas? ¡Es mi cuarto y hago lo que quiera en el!- maldito orgullo, le hubiera preguntado que andaba buscando para...