Cuento de preparatoria

“Estrigas”

La niña dormía en su habitación de techos altísimos y paredes de madera. Una habitación de un pueblo pequeño y pintoresco, que olía a leche recién hervida, a leña y a bosque fresco. Sí, así eran las mañanas en el Valle de Urt. Las paredes de la habitación estaban pintadas de verde y verde también eran las ventanas y algunos lomos de libros apilados cuidadosamente en un estante;contrastando con los otros mucho libros rojos, azules y el suelo naranja.
Colores de la infancia que ya no correspondía con la ausencia de muñecas relegadas al fondo del armario, ni con la seriedad de la mesita de trabajo.
A lo mejor la niña ya no era tan niña.
Y si aún lo era, no sabía que ese día iba a dejar de serlo…

Un rayo de sol se coló através de las cortinas y reptójuguetonamente por la colcha, subiendo primero por la mano, después por el cuello hasta posarse en el parpado…
Lucy, que así se llamaba la niña, despertó sobresaltada dando un grito. Le faltaba el aliento y sintió extrañeza por la inmensa luz que invadía su habitación.
En su pesadilla, tan vívida, corría y corría por el bosque asustada por los rayos que caían a su alrededor. Entre el ruido de latormenta, escuchaba la voz de Selene, su madre, que le ordenaba que se detuviese; pero ella seguía corriendo sin siquiera escucharla. Los rayos caían estruendosamente a su alrededor cegándola hasta que un rayo la alcanzaba y caía fulminada.
Lucy parpadeó y sonrió aliviada. Efectivamente, esa pesadilla había sido provocada por el rayo de sol juguetón, que, sin su permiso se filtró por las cortinas.¿Y esa luz tan intensa? ¿Tan tarde era? ¡Qué extraño! ¿Cómo su madre no la había despertado todavía para ir a la escuela?
Saltó de la cama y tuvo un escalofrío al tocar el suelo con los pies descalzos. Se vistió como de costumbre y furtivamente miró su reloj. ¡Las nueve! ¡Era tardísimo! Ya había perdido su primera clase. ¿Y su madre? Selene siempre la despertaba a las siete.
-¿Mamá?
MusitóLucy empujando suavemente la puerta de la habitación de Selene.
Pero nada. Sólo el aire gélido del norte que entraba por las ventanas abiertas de par en par.
-¡Mamá!
Volvió a repetir Lucy con cierto aire de enfado, sospechando que su madre le estaba jugando, como de costumbre, otras de sus bromas pesadas. Pero esta vez ella no apareció detrás de la puerta riendo a carcajadas paraempujarla hacia la cama.
Lucy, con cierto aire de nerviosismo, fue a la cocina, la sala, el garaje, incluso al pajar en busca de pistas. Pero nada. Ni un rastro de su madre.
Tomó su abrigo de lana, se aseguró de tener las llaves en su bolsillo y salió a la carrera en busca de Karen, la amiga de su madre. En el camino, Lucy se lamentaba una y otra vez la muerte de Griselda, su abuela, deseando queella viviera, para que en esos momentos le diera un abrazo cálido y le frotara la frente con esas manos suaves y delicadas que siempre lograban tranquilizarla.
Pero había algo que la distrajo de sus pensamientos. Notó algo extraño en el Valle de Urt; pero no lograba descifrar que era. Talvez porque el cielo había amanecido por una neblina descolorida; tal vez esa sensación era producto de suimaginación,
O quizá no…
Al llegar a casa de Karen, Lucy tocó con fuerza y repetidamente, hasta que se abrió lentamente la puerta…
Esta vez, Lucy no esbozó una sonrisa ni abrazó fuertemente a la amiga de su madre; no, esta vez se quedó quieta y un poco incómoda.
Ella no era Karen.
Lucy recordaba a Karen como una mujer simpática, alta, regordeta y con mejillas sonrosadas; siempre dispuestaa ayudar y con una enorme sonrisa en la boca. Pero esa Karen estaba con un tono pálido, apenas si se dibujaba una mueca en su cara y sí, efectivamente, Lucy notó un cierto gesto malicioso en su rostro.
-Ka...Ka…Karen, ¡mi madre desapareció! –dijo Lucy desesperadamente y apunto del llanto.
Pero Karen ni se inmutó, es más parecía ya saberlo, pero fingió demencia y un poco de compasión....