Cuento: el día que llovió sopa.
Como decían los más ancianos del pueblo >
Uno de esos jóvenes al que llamaremos Giorgio, se entero un día, junto con otros vecinos y compañeros delbarrio, que debía presentarse en a retirar el cubierto que le entregarían para poder comer valiéndose de él. Después de postergar la decisión varias veces, una mañana decidió ir por el suyo.
En elcamino, Giorgio pensaba en que iba a pedir. Después de todo, era una herramienta que posiblemente lo acompañaría durante muchísimos años. Este sería el único que recibiría gratuitamente... El joven sedecidió por un tenedor, una herramienta practica, estéticamente hermosa y, como iba diciendo mientras se acercaba, posiblemente insustituible.
-¿Tenedor?- Le pregunto el dependiente con una expresióncompasiva-.No jovencito, los tenedores se agotan cada mañana con las primeras cincuenta personas. Todos quieren tenedores. La gente hace cola frente al local durante tres noches para pedir un tenedor.Giorgio se sintió casi halagado al saber que su elección era acertada, aunque por el momento, su acierto no alcanzaba para conseguir lo que pretendía.
-Entonces voy a llevarme un cuchillo- dijo,negándose por el principio a hacer una cola de tres días para conseguir un tenedor
-Cuchillos tampoco tengo- Sonrió el dependiente-. Después de los tenedores, lo primero que se agotan son los cuchillos.Si pretendes conseguir uno deberías venir muy temprano por la mañana... Mucho más temprano que hoy
Giorgio sabia que la única cosa que le molestaba más que levantarse temprano era tener que...
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