Cuento

Colectivo
A la mitad de la noche, afiebrada y envuelta en sábanas, me era patéticamente necesario escribir unas cuantas líneas enredas y húmedas, buscando afinar detalles, corregir errores, de unmontón de papeles titulados “ACTAS”, ya amarillentos y apestosos.
Era claro que debía ejercitarme incansablemente en el análisis y la síntesis y que esa angustia me interrumpía el sueño, acompañada dela urgencia de destruirme, de renacer del vientre del pueblo, limpia, pura, sin sueños, sin moralismos, sin mí.
En las reuniones, había un estricto “orden del día”, que empezaba por la lectura deunos cuantos párrafos, escritos hace mucho tiempo por nuestros pioneros; la lectura se daba de manera pausada y con modulaciones de voz; generalmente lo hacía el “secretario general”; que vestía unlargo abrigo y botas caras; cuando empezaba a leer, las palabras rodaban por la mesa, caían al piso y subían por mis piernas, pero cuando llegaban a tornarse tibias y sangrientas, notaba la miradaatenta del secretario esperando “mi crítica”; pero apenas abría la boca, el secretario general se enfrascaba en debates pueriles con la tesorera, y cuando el comentario estaba ordenado y estructuradoen mi paladar, los “dos camaradas” empezaban a comerse sus posturas: sudaban, les brillaba los ojos, escupían, alzaban los brazos, se acomodaban los traseros y gritaban extasiados, había llegado a su¡orgasmo socialista!, frene a la mirada lasciva de los compañeros, que suspiraban al unísono añorándolo.
Cuando la discusión terminaba y emitíamos conclusiones, comúnmente estaba de acuerdo con elresto y entonces la tesorera y el secretario, se alejaban sigilosamente, y tras las tablas arrumadas se escuchaban tímidos chasquidos salivantes y risas; a mí en cambio me dolía el estómago yrecordaba porque el Manifiesto del Partido Comunista no me podía llevar al Nirvana Materialista Dialectico: era a causa de esa cerca pálida que mamá había mandado a construir alrededor de la casa…...