cuento
—Pero Pedro ¿como llegas tan tarde, si hace más de dos horas que terminó el colegio?
—He estadocontemplando las águilas, me encantaría volar como ellas.
—Pero hijo, tú eres un ser humano, no un águila ¿además no tienes plumas?
—Ya lo se mamá, pero es superior a mi.
—Anda y coge la meriendaPedro, que se te va juntar con la cena y déjate ya de volar, que tienes muchos pájaros en la cabeza.
Al día siguiente estando sentado en su piedra y como siempre contemplando a las águilas, se leacercó una joven muy guapa y le dijo — ¿te gustaría algún día, volar como ellas?
Pedro que estaba mirando el volar de las águilas, no se había dado cuentas y se sobresalto un poco.
— No te asustesPedro¬ —le dijo la joven, con una voz muy dulce—.
—Esa sería mí mayor ilusión señorita, pero nunca podré hacerlo— decía Pedrito, bastante desanimado—.
—Por que dices eso, de que nunca podrás hacerlo– le preguntaba la joven —.
—Señorita, yo no tengo alas ni plumas y si no tengo esas dos cosas, nunca podré hacerlo aunque me guste mucho.
—No tienes alas, pero tienes otros valores muyimportantes.
—De que valores me habla usted.
—Desde ahora en adelante podrás volar y para hacerlo, solo tendrás que cerrar los ojos y pensar en volar.
—Señorita, muchas veces los he cerrado y hasta elmomento nunca he volado.
—Ciérralos ahora y veras como podrás hacerlo.
Pedro cerró los ojos y como un águila fue volando y por primera vez, desde las alturas pudo ver su casa, el río, los animales ysentir la fresca brisa refrescando sus mejillas.
Cuando pedro abrió los ojos, la joven ya se había marchado. Esta le había dejado un mensaje escrito en el suelo, el cual decía “sigue siempre así y...
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