Cuentos Cortos

Prólogo

“Saudade”… Kundera dice que sólo el idioma portugués posee una palabra para describir lo que sentimos al recordar aquello que sabemos es imposible que vuelva. No lapodemos dice, confundir con “nostalgia”, no son lo mismo, pues la primera incluye un dejo de dolor, de sentimientos encontrados que no humedecen ojos, sino que aprietan gargantas.“Saudade”… esa es la palabra que se me vino a la mente al tropezar de nuevo con los “ Cuentos cortos del sur”. Recuerdo que fue como una década atrás que leí el borrador. Entreel humo y la cerveza lo bautizamos como un buen proyecto y en un brindis deseamos que pronto viera la luz.
Como todos saben, no existe plazo que no se cumpla ni deuda queno se pague y como una bofetada a la memoria estas historias ahora con nombre se me ponen nuevamente al frente.
Cuantas historias, cuantas risas, cuantos anhelos que entrecigarros y cafés nos robaban las noches; mientras estas historias quedaban grabadas en la discreta retina del escritor, sin murmurar, sin preguntar, sin interrumpir, sólo el brillode sus ojos susurraba que le había robado otra buena historia a la noche. De paso nos hizo inmortales en esas historias que con el tiempo dio forma. Que distintos nos vemosahora y qué distintos éramos entonces. No sé si mejor ni peor, pero sí sé que ninguno de los que estuvimos en aquellos años puede quedar ajeno a estos cuentos, pues enellos está una historia común, una historia de barrio, de amigos, de finales tristes y noches solas; de blues y cafés cargados, de cigarros y putas.
De aquel tiempo varios ya sehan ido y otros pareciera que no estuviéramos. Por eso este libro aparece como un viento nuevo para levantar nuestras banderas y buscar con quien desenterrar el sepulcro...