Cultura de guatemala
Sin preámbulos es posible afirmar que la globalización es la consecuencia de la dinámica del capitalismo moderno, como antes lo fueron el colonialismo y el imperialismo.La necesidad fue y seguirá siendo la misma (ganar y monopolizar mercados, destruir a la competencia), porque los objetivos del capitalismo no cambian (obtener el máximo beneficio con la menorinversión y en el menor tiempo posible).
Pero lo que diferencia a la globalización de las otras formas de dominación es que está justificada bajo un proceso observable, pero no objetivo, de revolucióntransfronteriza de las telecomunicaciones, y de un creciente comercio mundial basado en el librecambio de bienes y de servicios financieros. La profundización de la división internacional del trabajo haconducido a una mayor interdependencia entre las naciones, muchas de las cuales son encasilladas como productoras naturales de ciertos bienes y consumidoras eternas de otros. No es necesario ser un granhistoriador para descubrir que a Latinoamérica siempre le dejaron vender materias primas e incluso le fomentaron hacerlo, pero con la condición de desbaratarle cualquier intento desarrollista parapoder venderle manufacturas: comprar cacao y lana, vender chocolate y suéters.
Aquí se esconde la trampa. La globalización integra voluntaria o involuntariamente a los países menos desarrollados a unsistema dominado por las potencias económicas que cuentan con la mayor cantidad de empresas transnacionales, y así se ven obligados a aceptar un liberalismo total de su economía, enmascarado bajo unaglobalización única, inevitable e igualitaria.
La globalización, por ende, se ha convertido en la nueva estrategia del liberalismo para justificar su poder, su ejecución, naturalizar su acción, yobligar pacíficamente a aceptar la nueva y natural realidad económica. Lo gracioso (trágico) es que nuestros propios políticos se sirven de ella para explicar los padecimientos internos: la culpa...
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