De la Crisis del mito fundacional a la revision

De la crisis del mito fundacional a la revisión
de valores en la posmodernidad
MOISÉS TORRES HERRERA*
ALMA ELENA GUTIÉRREZ LEYTON**

L

A EDUCACIÓN ES UN PROCESO EMINENTEMENTE SOCIAL CUYA FUNCIÓN

básica se orienta a la transmisión de ciertos valores y actitudes
preseleccionados como correctos que son transferidos de una generación adulta a una generación joven. El contenido de laeducación nunca es azaroso, no es circunstancial, no es tampoco objeto
de negociación; los procesos educativos no incorporan las tradiciones, incorporan, señalan y privilegian la tradición. Los grupos
sociales se preservan manteniendo la tradición; judíos, griegos,
romanos, mayas, náhuatls, mexicas, tarascos o purépechas mantienen una cohesión como cultura, independientemente de su ubicacióngeográfica, su situación política o su nivel socioeconómico. Es la tradición la que alimenta reiteradamente la cosmovisión,
la que permite identificarse como grupo, como pueblo, como nación. Cada grupo, cada pueblo, se adueña de una cosmovisión y
la patenta como la única válida y por lo tanto mejor que todas las
demás.
Si bien cada pueblo, cada cultura, mantuvo una educación diferenciada —debido, enparte, a la particularidad de los valores
de cada grupo social—, casi siempre colocando los valores propios por encima de cualquier otra comunidad, la posición económica que se ocupaba en el microcosmos, llamado sociedad, ges* Catedrático de Teoría de la Educación, Escuela de Graduados en Educación, Universidad Virtual del Tecnológico de Monterrey.
** Catedrática de Teoría de la Comunicación,Escuela de Graduados en Educación,
Universidad Virtual del Tecnológico de Monterrey.

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tionaba la base de las diferencias para recibir esa educación diferenciada y diferenciadora. El hijo del villano recibía una formación distinta a la que recibía el hijo del señor feudal; el pobre
recibía una instrucción orientada a lo que requería saber para
desempeñar una labor de servicio dentro de lacomunidad a la
que pertenecía, mientras que el rico era educado para administrar, supervisar y controlar las tierras, bienes y a los siervos que
estaban a su cargo. En los tiempos remotos, tal como sigue aconteciendo en buen parte del planeta, la cuna preestablecía el destino. En la actualidad, ¿puede la educación de los pueblos —formal, no formal o informal— corregir esta dramática ecuación?Los signos de la posmodernidad se hacen presentes
Buena parte de los teóricos coinciden en afirmar que la tradición
dentro de los sistemas educativos no nos acompaña más. El discurso manejado al interior de cada institución educativa no coincide más con lo que las generaciones anteriores habían asimilado
en las escuelas. Si bien el conocimiento y su producción constante nos plantean nuevosmundos, nuevos hallazgos, nuevos resultados, la tradición ha conformado la columna vertebral del discurso educacional y de las verdades educacionales.
La modernidad cambió el sostén y fundamento de la axiología pero
siguió respetando los contenidos de la encarnación cristiana. Al
fin y al cabo se contaba con un apoyo —El Hombre, La Razón— que
legitimaba el fondo de las normas. Nietzsche nos dejaa la intemperie
y en el desamparo. Carecemos de Absoluto, del que sea. La relatividad lo señorea todo. El siguiente, en todo caso, es el absoluto que
permanece: todo es relativo. Con anterioridad a los escritos nietzscheanos el proceso de la humanidad presentaba una imagen convergente —del pluralismo hacia una única meta—; después de Nietzsche
el caminar histórico de los humanos ofrece unarepresentación divergente —los horizontes aparecen múltiples y cambiantes—. No
hay forma de ponernos de acuerdo por falta de un criterio absoluto
unificador. (Fullat, 2000, p. 31-32)

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Los signos de la posmodernidad se hacen presentes. El maestro,
la escuela, el alumno, emulan a equilibristas noveles en su primer
acto circense; quienes buscan lograr la armonía entre la inestabilidad, la...