Dejando a un lado el romanticismo
Por: Luis Gabriel Ángel
A finales del año pasado, comenzó a circular por las redes sociales un video de la Cámara Junior de Colombia (JCI), en el cual unparticular colombo-japonés llamado Kenji Orito Díaz, recibía un memorable reconocimiento por su liderazgo en proyectos que fomentaron el progreso del país. De manera emotiva y con ejemplos bastantejocosos, Kenji logró conmover al público presente en la ceremonia y, además, a las miles de personas que vieron su video en internet pronunciando un discurso en el cual aseguraba que “Colombia es un paísrico que se da las mañanas de vivir en la pobreza”.
Invadidos por la emotividad y por la gran elocuencia de Orito, varios amigos publicaron dicho video en mi perfil de facebook, con el título “El queno vea esto, no está en nada”. Al verlo, no lo puedo negar, mi primera impresión fue de emoción; sus anécdotas e ilustraciones lograron tocar mi sensibilidad. En su argumentación, Kenji explicaba queColombia, un país lleno de recursos naturales (café, flores y esmeraldas, principalmente) y sobre todo con un capital humano extremadamente rico, no era pobre, sino que tenía mentalidad de pobre. Enparte tiene razón, lo malo es que, a pesar que se refirió a la pobreza mental, nunca dijo de qué se trataba concretamente dicho estado.
Seamos claros: que Colombia cuente con un ‘calor humano’envidiable en Japón y en muchas partes del mundo, no quiere decir que tengamos que olvidar las difíciles condiciones en las que estamos. Y no se tratan de tener mentalidad de pobres. Se trata de nocomernos el cuento de que por ser el “país más feliz del mundo”, debamos conformarnos con eso.
Kenji cuenta en su discurso una bonita experiencia con las sandías. Dice que en Japón, su costo puede excederlos 150 mil pesos y que, por su exoticidad, es casi un privilegio comer una al año. Mientras tanto, acá en Colombia pasa un señor vendiéndola a 5 mil pesos en su camión y resalta el hecho que sus...
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