Derecho Contitucional

I. CIUDADANÍA, DIVERSIDAD Y PROCESO INCLUSIVO
Este encuentro lleva por título “Diversidad y ciudadanía”. Sin duda, integrar la diversidad en el concepto tradicional de ciudadanía es un reto pendiente; porque si algo caracterizó el proceso
inclusivo fue, precisamente, su carácter homogeneizante.
La universalización de la ciudadanía se asentó en el reconocimiento de determinados derechospolíticos a partir de la condonación formal de la inhabilitación naturalista previa, según la
cual la participación en las decisiones que afectaban al devenir del Estado quedaba condicionada a la posesión de determinados atributos (como un nivel de renta, un sexo o una raza específica, entre otros). Por ello, probablemente, una de las mayores trampas de la inclusión fue que la igualdad formal vinoacompañada de la homologación identitaria de los grupos históricamente excluidos.
La extensión de la ciudadanía y la universalización del sufragio partieron de un mecanismo que negó e ignoró la diversidad y el componente identitario objeto de la exclusión previa; silenciando
y opacando las especificidades de los grupos “a incluir”1.
Como señala Marcuse el mecanismo fue hacer “como si no”; como si nose fuera negro, mujer, homosexual, etc. Este proceso histórico-político proyectó un concepto ficticio y abstracto de
ciudadanía que significó la negación del componente identitario de los colectivos incluidos.
Consecuentemente, la extensión de la ciudadanía no se acompañó de la modificación de unas reglas del juego que seguirían excluyendo materialmente del universo de “los iguales” a loscolectivos
tradicionalmente excluidos. Por ello, la supuesta neutralidad liberal ante la ley y la igualdad basada en la razón como facultad ciega a las diferencias representó un universalismo homogeneizante2 que
supuso una forma más sutil de represión que la propia exclusión (CHOMSKY, 1996). Y así, bajo el paraguas de la inclusión formal, 1 En este sentido y, como señala Amelia Valcárcel “La igualdades una relación pactada según un parámetro, porque en caso contrario sí que es indiferencia
absoluta. Una igualdad sin parámetros no lo es. Una igualdad no puede ser absoluta
porque entonces es identidad y por tanto indiscernible. Y en ese caso no cabe hablar de igualdad” (VALCARCEL, A: 1997: 63-63). En esta línea y respecto al “contrato social” —pacto fundacional de la modernidad— Pitch planteóel siguiente dilema “¿El contrato constitutivo que se invoca como legitimación del orden moderno puede ser extendido a nuevos contratantes, o bien, la irrupción en escena de estos nuevos participantes debe implicar pensar en un contrato radicalmente diverso?” (PITCH, T. 2003).
2 Frente a este pretendido universalismo homogeneizante Benhabib propondrá un “universalismo interactivo [que] reconocela pluralidad de modos del ser humano… sin inhabilitar la validez moral y política de todas estas pluralidades y diferencias… En este sentido, la ‘universalidad’ es un ideal regulativo que no niega nuestra identidad incardinada y arraigada, sino que tiende a desarrollar actitudes morales y a alentar transformaciones políticas que pueden conducir a un punto de vista aceptable para todos” (BENHABIB,S. 1990:127).
permanecieron prácticamente intactas unas reglas del juego que dejaban “fuera de juego” a determinados colectivos.
El problema de fondo es que el universalismo racionalista como abstracción, desvinculado de la individuación o de las especificidades de cada persona o colectivo, no sólo ignora las
situaciones e identidades no inscritas en el patrón hegemónico, sino que instauran elmismo como “lo normal” y, por tanto, lo neutro. De esta forma, aparentemente neutral, los colectivos incluidos
no sólo verán negado su componente identitario, sino que la especificidad será tratada como una diferencia circunscrita al ámbito de lo particular, de lo subordinado al orden hegemónico,
incluso como un peligroso desafío al orden social, moral o cultural (SHOWSTACK, A. 1998:36-37)3....