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Me subí al camión y fui a sentarme en la ultima fila de asientos, hasta atrás, a la vuelta en la avenida Alcalde se subió una chica más o menos guapa, no mucho, solo lo suficiente paravoltear a verla una, dos veces y después desviar la mirada hacía otro lado pensando en que nada de lo que pudiera cruzarme por la cabeza podría valer la pena. La chica vino a sentarse justo a un ladode mi, el camión no estaba tan lleno por lo que me pareció extraño que lo hiciera, sin embargo no le di demasiada importancia y regresé mi mirada hacía la calle que avanzaba rápida a los costados delcamión.
Ella saco un libro de Juan Rulfo y se puso a leer y entonces como que aquel primer atractivo se intensifico un poco y a los dos minutos ya planeaba yo mil y una historias acerca de comodebía iniciar la platica y de los probables caminos que esta había de seguir. Pero mientras hacía todos estos planes la chica pareció cansarse del libro y cerró los ojos, al poco tiempo cabeceabapeligrosamente, amenazando con quebrarse el cuello a cada nuevo movimiento brusco que el camión efectuaba a su paso por las avenidas de la ciudad, en una de esas, cuando el movimiento vino hacía mi lado decidítomar su cabeza y recargarla en mi hombro para que no fuera a lastimarse. Y empece a pensar en lo romántica que debía parecer la escena, la chica dormida, con su mochila en las piernas y yo sinmoverme, velando su sueño, volteando de vez en cuando a ver su cara, poniendo en el mp3 canciones románticas que amenizaran el momento, todo se veía tan bien que hubiera querido que alguien en ese momentotomara una fotografía para guardarla para siempre, y al despertar la chica pudiera sentir lo mismo que yo había imaginado.
Íbamos casi llegando a mi casa y tenía que bajarme, la chica, estaba...
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