Disertación Sobre Un Espejo

Arte y Moral o
DISERTACIÓN SOBRE UN ESPEJO


Tolstoi y Platón contra el Dorian Gray de Wilde. ¿Qué debe ser el arte? ¿Tiene límites en sí mismo o, al contrario, se rige por reglas propias? ¿Qué sería lo correcto en el arte, dando por supuesto que tal término pueda aplicársele?

La lucha, la fina línea entre arte y moral se remonta hasta la Grecia Clásica, hasta Platón, cuyas ideas seencaminaban hacia que el arte era criado de la moralidad, y que éste debía, además, promover la moralidad verdadera y/o aceptable. A su vez, la teoría aristotélica de la catarsis fue la primera de una larga serie de concepciones que atribuyeron valor moral al consumo de obras artísticas, aunque esta teoría se limitó a la sola tragedia dramática. Según ella, el arte actúa como catarsis emocional, comopurga de las emociones. En el transcurso de nuestra vida diaria se generan ciertas emociones contra nuestra voluntad y que desearíamos eliminar; pues bien, el arte es el agente que nos ayuda a lograrlo. Presenciando un drama fuerte o escuchando un concierto coral, podemos «deshacernos» de esas emociones, en vez de dejarlas enconarse dentro de nosotros o desviarlas hacia nuestros compañeros.
Enla Edad Media, por el contrario, lejos de apaciguar las almas de la población, los diablos llenaron columnas y retablos mostrando lo incorrecto; se trazaban caminos que indicaban sendas al cielo y se prometían paraísos o tormentos mediante él. En dicha época el arte como un fin en sí mismo se perdió por completo; la línea se había borrado, y el arte no perseguía ni tan siquiera una paz espiritual;no buscaba belleza, se había convertido en un manual de reglas.
Con todo, se fue avanzando; de nuevo se abrazó la idea de la belleza, de los cánones de corrección, con el renacimiento, y se dio un paso al fin. Llegó la Ilustración pero la balanza se tambaleaba todavía; aún no estaba claro, ¿qué debía ser el arte? ¿Qué debía aportar éste? Los árboles no dejaban ver el bosque; pero eso tampocotardaría en cambiar.
Si bien la balanza se había inclinado hacia la concepción moralista del arte en la Edad Media, lentamente lo ostentoso, lo inútil, fue tomando terreno para, finalmente, alzarse en rebelión con el Romanticismo. Por primera vez la moralidad pasó a ser la criada del arte, y no al revés; se había llegado al esteticismo, un gran paso, la necesidad de crear algo bello por sí mismo.Para esta concepción, la experiencia del arte es la suprema experiencia accesible a la humanidad, y nada debería interferirla. Si entra en conflicto con la moralidad, tanto peor para la moralidad; y si las masas no saben apreciarlo o no admiten la experiencia que les ofrece, tanto peor para las masas.
La intensidad vital de la experiencia estética es el supremo objetivo de la vida; por encima detodo
deberíamos aspirar a «arder en una hermosa hoguera», tal y como dijo Walter Peter.
Por primera vez se planteó el verdadero conflicto entre moral y arte; se había creado un monstruo, podría decirse, y la sensibilidad social se vio afectada. Tal efecto ha continuado creciendo cual bola de nieve; la meta parece haberse traspasado antes de la salida: romper de la moral cada tabú. El arteperseguía y persigue ante todo originalidad, chocar, causar emociones en el espectador: el escándalo es un reclamo, lo grotesco, lo absurdo e insultante. Maldorores ensalzados y la necesidad de corroer el alma; la catarsis de Aristóteles, con todo, continúa con sus seguidores.
Y he ahí el problema: en una sociedad consumida, ¿el arte debe ser azote o cataplasma? ¿Es necesario un Teatro de laCrueldad...? Parafraseando a Stendhal, el arte es un espejo que se pasea por un ancho camino. El arte, aún leído, visto o escuchado no es sino una página en blanco, un espejo que reflejará a aquel que se ponga frente a él: de tal modo, atribuirle cualquier clase de moral sería exactamente la misma que pretender otorgársela a un charco en el cieno que refleja el cielo.
He ahí el error, he ahí donde se...