doctora
Un día, un hambriento zorro se preparaba para cazar su cena. Mientras se limaba las garras, lo sorprendió un golpe en la puerta. ¡Oye conejo! –gritó alguien desde afuera- ¿Estásencasa?.
¿Conejo?, pensó el zorro. “Si hubiera algún conejo aquí, ya me lo hubiera comido en el desayuno”. Cuando el zorro abrió la puerta, vio allí a un delicioso cerdito.
-¡Oh, no! –gritóelcerdito.
-¡Oh, sí! –exclamó el zorro-. Has venido al lugar indicado.
Y en seguida agarró al cerdito y lo arrastró dentro.
-¡Este debe ser mi día de suerte! –exclamó el zorro-.
¿Cuándo se ha vistoquevenga la cena a llamar a la puerta?
El cerdito pataleaba y chillaba.
-¡Déjame ir! ¡Déjame ir!
-Lo siento, amigo –dijo el zorro-. Esta no es una cena cualquiera. Es cerdo al horno. ¡Mi preferida!Ahora,¡a la cazuela!
Era inútil resistirse.
-Está bien –suspiró el cerdito-. Lo haré. Pero hay algo que debes hacer antes.
-¿Qué cosa? –gruñó el zorro.
-Bueno, soy un cerdo, lo sabes. Estoy sucio.¿Nodeberías lavarme primero? Es sólo una idea, señor Zorro.
“Hmmm…”, se dijo el zorro a sí mismo. “Está sucio, sin duda alguna”.
Así que el zorro se puso a trabaja.
Recogió ramas secas.
Encendióunahoguera.
Cargó el agua hasta su casa.
Y, finalmente, le dio al cerdito un buen baño.
-¡Qué buen frotador eres! –dijo el cerdito.
-Listo –dijo el zorro-. Eres el cerdito más limpio de todalaregión. ¡Ahora, quédate quieto!
-Está bien –suspiró el cerdito-. Lo haré. Pero…
-¿Pero qué? –gruño el zorro.
-Bueno, como puedes ver, soy un cerdito pequeño. ¿No deberías engordarme un poco paratenermás carne? Es sólo una idea, señor Zorro.
“Hmmm…”, se dijo el zorro a sí mismo. “Ciertamente es bastante pequeño”.
Así que el zorro se puso a trabajar.
Recogió unos tomates.
Preparó unosspaghetti.Horneó unas galletas.
Y, finalmente, le dio al cerdito una magnífica cena.
-¡Qué buen cocinero eres! –dijo el cerdito.
-Listo –dijo el zorro-. Ya eres el cerdito más gordo de toda......
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