Don Quijote Atrapado En El Siglo Xxi En Argentina

Páginas: 5 (1159 palabras) Publicado: 10 de noviembre de 2012
En la búsqueda de nuevas aventuras

A un lugar de Buenos Aires, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que llegó un hidalgo de los de lanza en astillero; adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor (sí, a su caballo pudo embarcarlo, afortunadamente). Su olla de algo más vaca que carnero, salpicón, lentejas y palominos fue lo único que extrañó durante la travesía en el avión.Insistió una y otra vez, pero la tripulación de cabina no entendía de tales viandas.
Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. De complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro era su apariencia. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que de este caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se dejaentender que se llamaba Quijana. Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración de él no se salga un punto de la verdad.
Es pues, de saber que nuestro hidalgo, los ratos que estaba ocioso que, sinceramente, eran los más del año, se daba a leer libros de caballería. Y así había llevado a su casa todos cuantos pudo haber de ellos. Y del mucho leer y del poco dormir, nuestro pobrecaballero perdió el juicio. Se le llenó la fantasía de todo aquello que leía, así de encantamientos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, amores, tormentas y disparates imposibles. En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció conveniente y necesario, así para el aumento de su honra como para elservicio de su república, hacerse caballero andante, e irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar aventuras. Lo primero que hizo fue limpiar unas armas (que no pudo subir a la cabina del avión, sino que fueron en la bodega). Y no se le ocurrió mejor cosa que querer cruzar el Atlántico, porque según decían las gentes, habría por aquellas regiones damas que rescatar de bandidos, monstruosque asolaban las aldeas y gente ruin que atormentaba diariamente esa región.
Al llegar a destino, específicamente, al aeropuerto de Ezeiza, se montó en Rocinante (olvidé mencionar que ya había pasado cuatro días en imaginar qué nombre le pondría), pero, claro está, el tráfico de la ciudad, no era nada comparable al de su aldea, con el consiguiente temor que fue creciendo en él, por miedo a seratropellado. A esto se sumaba, el estupor de la gente, gritos e insultos desde los autos, camiones y micros, al ver a semejante personaje. Vestido con armadura, en pleno verano bonaerense, sudando a mares y montado en un caballo viejo y flaco por la autopista Richieri… ¡Era demasiado…!
¿A quién preguntar acerca de esa dama de quien le habían hablado? Escuchó que cierta doncella era retenidacontra su voluntad en cierto lugar de Buenos Aires. ¿Cómo encontrarla? Iba pensando en esta cuestión, cuando tuvo que apearse de su caballo, pero no porque hubiera encontrado algún lugar donde preguntar, sino porque no podía seguir su camino. Una extraña muchedumbre portando carteles, banderas y bocinas diversas, había cortado el tránsito de la autopista y, obviamente, nuestro hidalgo no podíaseguir. Preguntada esas gentes qué es lo que ocurría, le dijeron que esa era una manifestación porque creían injusto que sus jornales fueran tan escasos y, de esta manera, querían llegar hasta la Casa de Gobierno, para ser escuchados. Nuestro caballero era la primera vez que tenía conocimiento tales historias, pero como le pareció totalmente justa la causa, decidió acompañarlos. Entre protestas porsu ridículo aspecto y su extraño animal, risas, gritos e insultos diversos, la manifestación seguía su camino. Pero ya fuera por cansancio o por el calor abrasador, en cuanto pudo, se escapó por un atajo. La doncella esa de quien le habían hablado, necesitaba con más urgencia de su ayuda.
No tardó mucho tiempo en encontrar algo parecido a una venta. Vio a un anciano en la puerta y le pareció...
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