Editorial

Editorial: Motos, riesgo mortal
Los altos índices de accidentes en estos vehículos en Colombia claman por reglamentar.
Las motocicletas hacen parte de la cotidianidad del país, y no se puede negarsu utilidad. Pero su aumento imparable en las vías y su elevada siniestralidad deben convertirse en puntos prioritarios de las agendas de movilidad en todas nuestras ciudades. Que Colombia tenga lastasas de mortalidad más altas del continente en accidentes con este tipo de vehículos exige la puesta en marcha de acciones y políticas serias para atenuarlas.
En su último informe, el InstitutoNacional de Medicina Legal reportó más de 2.000 motociclistas muertos y casi 16.000 heridos anuales, con el agravante de que estos índices, en algo más de una década, crecieron 13 por ciento cada año. EnBogotá, estos decesos ocupan el segundo lugar de todos los que ocurren en las vías.
El asunto toma dimensiones más preocupantes, si a eso se le agrega que, según un riguroso estudio del Banco deDesarrollo de América Latina (CAF), en la capital uno de cada cinco motociclistas ha tenido al menos un accidente en el último año –muchos con lesiones– y que solo el 16 por ciento de estos conductorestuvieron entrenamiento en sitios autorizados por el Ministerio de Transporte.
Es hora de reconocer que, de manera acelerada, la moto se ha convertido en una alternativa válida para compensar las fallas deltransporte público masivo (ocho de cada diez usuarios lo dicen) y en un elemento de trabajo, todo gracias a sus precios bajos y a cierta laxitud de los requisitos para usarla. Masificación que, ademásde peligrosa, empieza a ser caótica en las calles.
La situación reclama, sin estigmatizar su uso, ajustes normativos para poner orden dentro de exigentes contextos preventivos y de cultura ciudadana.Obligatorio resulta, eso sí, considerar como vulnerables a los más de cinco millones de motociclistas, pero también que ellos acepten que tienen deberes y que sus faltas deben ser sancionadas con...