Ejercicio "Resumen"
Ella no se ofendió demasiado cuando sorprendió al joven de la casa de enfrente asomado a la ventana y sin quitarle el ojo de encima. Es más,tras el inicial recato y una indignación más fingida que sincera, reconoció que aquellos ojos tiernos y soñadores del mirón halagaban su vanidad. Ella se sabía hermosa y aceptaba connaturalidad, y hasta con más alborozo que resignación, su condición de mujer deseada. El fisgón no disimulaba sus acechos y ella se dejaba ver a menudo. Con el paso de los días, ambos lecobraron afición a un juego de ventanas, postigos y cortinas, y establecieron un vínculo ambiguo de gestos imprecisos, sonrisas leves y, sobre todo, incesantes miradas. Ella, menos discreta quesu extraño socio, decidió alimentar su devoción y recompensar su inquebrantable fidelidad. Se hicieron habituales los trajes ajustados, los amplios escotes, las mínimas faldas, la bataabrochada con descuido, la atrevida lencería…Cada vez encontraba más dulces esos pavoneos de su figura, pero lo que la deleitaba hasta el éxtasis era imaginarse al joven hechizado ante elaltar de la ventana, encadenado a sus apariciones y torturado por ardores hormonales. Todo aquel encantamiento se rompió el día que se encontraron en la calle, fuera del escenario de lasventanas. Él no comprendió nada en particular, ella lo comprendió todo. Comprendió que la afición del joven por la ventana no tenía nada que ver con ella, que lo que él buscaba era el aroma delas flores de los balcones, el bullicio y conversación de la calle animada, la caricia de la brisa o el sol en su rostro. Comprendió que ella, la bella de la ventana de enfrente,simplemente no era nada, no había existido nunca. Humillada, sin un atisbo de compasión y con alguna traza de rencor, contempló al joven alejarse por la acera con la mirada abierta al infinito
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