El Arbol De Las Brujas
EL ÁRBOL DE LAS BRUJAS
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Ray Bradbury
El Árbol de las Brujas
Minotauro
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Título del original en inglés: THE HALLOWEEN TREE
Traducción de Matilde Horne
©1972, Ray Bradbury
PRIMERA EDICIÓN Septiembre de 1978
QUINTA EDICIÓN Julio de 1988
IMPRESO EN LA ARGENTINA Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723- © 1978 Ediciones MinotauroS.R.L., Humberto I° 545, BuenosAires.
ISBN 950-547-029-0
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Con amor para MADAME MAN'HA GARREAU-DOMBASLE a quien conocí veintisiete años atrás a medianoche en el cementerio de la Isla de Janitzio en el Lago Patzcuaro, México, y recordada en todos los aniversarios del Día de los Muertos.
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Era un pueblo pequeño junto a un río pequeño y un lago pequeño en un rincón septentrional de unestado del Medio Oeste. No había alrededor tanta espesura como para que no se viera el pueblo. Pero por otro lado tampoco había tanto pueblo como para que no se viera y sintiera y palpara y oliera la espesura. El pueblo estaba lleno de árboles. Y pasto seco y flores muertas ahora que había llegado el otoño. Y muchas cercas para caminar por encima y aceras para patinar y una cañada donde echarse arodar y llamar a gritos a los del otro lado. Y el pueblo estaba lleno de... Chicos. Y era la tarde de la Noche de las Brujas. Y todas las casas cerradas contra un viento frío. Y el pueblo lleno de fríos rayos de sol. Pero de pronto el día se fue. De abajo de todos los árboles salió la noche y tendió las alas. Detrás de las puertas de todas las casas hubo un correteo de patitas ratoniles, gritosahogados parpadeos de luz. Detrás de una puerta, Tom Skelton, de trece años, se detuvo y escuchó. Afuera, el viento anidaba en los árboles, merodeaba por las aceras con pisadas invisibles de gatos invisibles. Tom Skelton se estremeció. Cualquiera podía saber que el viento de esa noche era un viento especial, y que en las sombras había algo especial, pues era la Víspera del Día de Todos los Santos,la Noche de las Brujas. Todo parecía ser de suave terciopelo negro, o terciopelo anaranjado o dorado. El humo salía jadeando desde miles de chimeneas como penachos de cortejos fúnebres. De las ventanas de las cocinas llegaban flotando dos aromas de calabazas: el de las calabazas huecas y el de los pasteles en el horno. Los gritos detrás de las puertas cerradas de las casas fueron más exasperados...
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