El bulevar de los sueños rotos.

El bulevar de los sueños rotos.

Que difícil, lo nuestro fue realmente difícil. Al principio, creo, cuando éramos dos idiotas que no dejaban de discutir, de pelear, sobrepasando los límites de la relación maestro-pupilo… En verdad que no somos normales.

Porque nunca ves a alguien persiguiéndose el uno al otro como lo hacíamos. Las personas normales no se necesitan tanto como tú y yo lohacíamos. No se ponen celosas de cualquier mierda como nosotros lo hacíamos. No se revolcaban en la cama como tú y yo lo hacíamos. Como sea, las personas “normales” no disfrutaban tanto del sexo como tú y lo hacíamos.


Lo recuerdo, cuando nos confesamos casi al mismo tiempo. Dos idiotas apasionados que creían necesitarse el uno al otro y no lo niego. Estoy seguro que disfrutamos al máximo esosdías, estoy seguro de que fueron los mejores de nuestra vida. Nos arrojamos el uno contra el otro a estrecharnos con fuerza, haciendo caso a nuestros corazones y sabíamos bien que nos deseábamos; tanto cuerpo como alma. No dudamos en entrar en la cama a las pocas semanas y deshacerla solo como yo te lo había enseñado.

Que hermoso ¿eh? Malcriado. Nadie nos puede decir que sufríamos, que éramosinfelices y quien siquiera lo insinuara, se llevaba un par de laceradas.

En verdad, éramos felices y, ¿sabes qué fue lo qué pasó?
Se acabó la llama, se apagó la pasión y el “amor”
¿Sabes qué es lo que más jode?
Que fue de poco a poco, despacio y sin que nos diéramos cuenta…

Lo recuerdo. Despertaba de una mañana cualquiera, creyendo amarte. La rutina de siempre: Un beso en la mejilla yespabilarse, cada quien a lo suyo.
Me pregunto cuándo fue que dejé de sentir el calor de tus secos labios.

Por las noches, sentados en ese sofá; ese que se sabe tantas historias, tantas intimidades, que tiene tantos recuerdos. Ese el que ahora nos sentamos a recorrer el camino de nuestra rutina; t.v, la cena en la mesilla, enfriándose, tú cambiando constantemente de canal, sin obtenerentretenimiento alguno… aún cuando yo estaba a tu lado, preferías ver esa maldita caja por horas, ignorarme, como era tu jodida costumbre.
No sé si era que me hartaba, no sé si eran celos, pero yo te rodeaba los hombros con mi brazo, hacía que me miraras a los ojos, que me vieras a mí, maldita sea. Me humedecía los labios, con el propósito de robarte un beso, y siempre lo lograba. Se repite y ahora meencimaba, me dejaba caer sobre tu cuerpo recostado, tendido en aquel sofá y te apresaba con mi peso… Era claro lo que queríamos, pues los dos nos dejábamos llevar.

La ropa comenzaba a tenderse en el suelo y mientras tocaba tu cuerpo, no sentía calo. Nada.

¿Cómo podía ser eso si esa misma mañana desperté creyendo amarte con todas mis fuerzas? Te apretaba las muñecas, te besaba en los labiosmientras que mis dedos recorrían de memoria cada parte de tu cuerpo. Mordí con fuerza la piel de tu cuello ¿qué estaba pasando?

Nos enrollamos en uno contra el otro, hasta que sentíamos perder la fuerza. Me cavaba desesperado y menudo a tu cuerpo. Los gemidos de tu garganta eran sonoros, se desgarraban, y mis jadeos sin vida lograban llenaban de ruido aquella muda habitación. Tus labios eran mássecos y ásperos a cada inhalar, tus caderas eran como el viento, no estaban ahí, irreales y sin razón para moverse más que el placer que nos apresaba a ambos, simple placer del cuerpo. Las últimas tres estocadas tocaron a fondo y bastó para que ambos nos corriéramos sin sensaciones que nos nublaran la vista o nos hicieran temblar de gozo. Tus manos me acariciaban las mejillas y las puntas de midespeinado cabello, caricias lejanas, sin vida, sin motivo de existir. Fue cuando parpadeé, reaccioné a tu tacto solo para salir con cuidado de ti y susurrar un vacio “te quiero” al aire.

Cada que se repetía esto era lo mismo, yo repetía aquellas palabras y me respondías con un “y to a ti”. Con el tiempo dejaste de responderme y yo dejé de pronunciarlas. Fue el momento en que dejé de amarte...