El consejo de una oruga (fragmento)
Se estiró de puntillas, y atisbó sobre el borde de la seta:sus ojos se encontraron inmediatamente con los de una oruga azul que estaba sentada en lo alto, con los brazos cruzados, fumando tranquilamente un gran narguile, y sin hacer el menor caso ni a Aliciani a cosa alguna.
La Oruga y Alicia se miraron durante un rato en silencio: por último, la Oruga se quitó en narguile de la boca, y le habló con voz lánguida y soñolienta.
– ¿Quién eres tú? – dijo laOruga.
No era ésta una forma alentadora de iniciar la conversación. Alicia replicó con cierta timidez:
– Pues… pues creo que en este momento no lo sé, señora… sí sé quién era cuando me levanté estamañana; pero he debido de cambiar varias veces desde entonces.
– ¿Qué quieres decir? – dijo la Oruga con severidad –. ¡Explícate!
– Me temo que no me puedo explicar, señora – dijo Alicia –; porque,como ve, ya no soy yo.
– No veo – dijo la Oruga.
– Temo no poder exponerlo con mayor claridad – replicó Alicia muy cortésmente –; porque para empezar, yo misma no consigo entenderlo; y el cambiarde tamaño tantas veces en un día es muy desconcertante.
– No lo es – dijo la Oruga.
– Bueno, quizá no lo encuentre usted desconcertante – dijo Alicia –; pero cuando se convierta en crisálida, comole ocurrirá algún día, y después en mariposa, creo que le parecerá un poquito raro, ¿no?
– De ninguna manera – dijo la Oruga.
– Bueno, tal vez vea usted las cosas a su manera – dijo Alicia –; lo quesí puedo decirle es que yo me sentiría muy rara.
– ¡Tú! – dijo la Oruga con desprecio –. ¿Quién eres tú?
Lo que les devolvió al principio de la conversación. Alicia se sintió un poco irritada ante...
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