El cura de nucupetaro y carácuaro. pasajes

El cura de Nucupetaro y Caràcuaro, arribó a Valladolid en diciembre de1809, con la intención de visitar a su hermana María Antonia. Había transcurrido algo de tiempo desde la última vez que se vieron. María Antonia, una muchacha morena, pequeña de cuerpo y que siempre había disfrutado de buena salud, era la niña de los ojos del religioso; tenía la misma mirada taciturna y llena de determinaciónque su hermano 10 años mayor, José María. Jamás dejaba de hablar de él y por su parte, José María no podía pasar un día sin que la extrañara mucho. José María, por su parte, era un hombre de estatura mediana, ligeramente corpulento, cejijunto y de mirada profunda; sus manos denotaban que era un hombre acostumbrado al trabajo rudo. Contaba doña Sabina a doña Cleta, cuando pasó hecho ya un hombrepor Zindurio, cerca de Valladolid; -Pobre muchacho ese que va con las bestias esas; su padre era el carpintero Manuel Morelos-; ¿Ese que dicen que abandonó a la mujer con los chamacos?-; - Ajà:-; -Po`s que porque tenía sangre de negro y que no les gustó a sus parientes-¡Ese mero comadre, ése mero; se juè con el mayor de los hijos, un tal Nicolás. Me dijieron que caminaron para San Luis Potosí!-Intervino nuevamente doña Cleta, - Po’s fue la Juana María Guadalupe la abandonada-; doña Sabina puntualizaba, - La hija menor de los presumidos ésos; de los Pérez Pavón- Po’s de nada les sirvió lo apretados, el cuñado se les jue-; dijo irónicamente doña Cleta-; -Si, pero ya ves, el chamaco se volvió arriero. Cuando el carpintero, se jue de su casa el chamaco apenas cumplía los 13 años de edad; ypo’s orilló al muchacho a entrar a trabajar con su tío paterno, Felipe Morelos Ortuño, como un peón más en la hacienda que tenía en las tierras de Paràcuaro.- terminaba doña Sabina; -Po’s a mi me platicó el compadre Nabor, ya ves que ése anda en todos los chismes; que ahí con el tío, en el rancho Tahuejo, el muchacho le ha entrado con ganas al trabajo, tanto del campo como de los animales y todos letienen aprecio-Terminaba doña Cleta. En parte así había transcurrido la vida de José María; durante más de 10 años, anduvo por los caminos de Valladolid a México y tuvo la oportunidad de conocer muchos pueblos, muchas personas y costumbre; sin embargo, no encontraba su vocación. Las primeras letras las había aprendido con su abuelo materno, José Antonio Pavón, pero le inquietaba saber más. A pesarde gustarle los trabajos de la hacienda, tenía otras inquietudes. Sus años por los caminos, le mostraron la realidad de la tierra adonde había nacido. Deseaba ayudar; pero se cuestionaba continuamente -¿Cómo?-; cómo ayudar a la masa, al pueblo. No podía ser de otra manera que teniendo poder convocatoria; hacerles saber nuevas cosas, enseñarles a salir de su miseria. Pero en una tierra adonde elpoder del Virrey y de la Iglesia era lo que sobresalía; no había muchas opciones. Ser virrey, era imposible, pero entrar a ser parte de la Iglesia, no lo era. Regresó con su madre a Valladolid; su padre, don Manuel, había muerto. Fue entonces cuando se decidió; a los veinticinco años, (1790), fue admitido en el Colegio de San Nicolás Obispo, en Valladolid; no sin antes estudiar gramática latina yretórica en la escuela parroquial cercana a su casa. –Madre, estoy muy contento en el colegio; he conocido a personas muy importantes. Aprendo mucho todos los días. Los maestros me han dicho que pronto me darán la oportunidad de entrar al Seminario Tridentino-; comentaba emocionado José María, a su madre; -¿Estás seguro de querer ser cura?; he visto que se miran con ojos de borrego tu y Dorotea ysi quieres ser cura, mas te vale que dejes de mirar a la muchacha que solo se ilusiona-; -Pero madre, solo la miro cuando pasa y ella se sonríe; no veo lo malo que eso pueda hacer a la muchacha-; -Pues tu no, pero yo sí. ¿Qué puedes saber de mujeres?; eres hombre y los hombres solo se fijan en la enagua y en los ojos, mas no en los sentimientos de una-; Juana María sollozaba y no pudo...