El Egoísmo Como Salvación

El egoísmo como salvación
Sandro Cohen

Cada ser humano es el centro de su propio universo. No debemos girar alrededor de Dios ni del Sol ni de nuestros padres ni de nuestros hijos; tampoco denuestro deber moral. Ni siquiera el amor es nuestro centro, ni mucho menos se funda la clave de nuestra existencia en aquello que desdeñamos. Cada uno de los fenómenos anteriores existe sólo en funciónde nuestro ego, de nuestro yo. Y muy pocos tienen el valor de reconocer en qué consiste. Pero sin comprenderlo, todo lo demás se sale de foco y, en última instancia, pierde sentido.
Pasamos lainfancia, juventud y edad adulta procurando comprender exactamente de qué trata este yo. A veces lo intuimos y sospechamos cuál es su naturaleza; muchas veces nos elude y nos sentimos perdidos, a la deriva,porque la realidad —en realidad— es un tejido de universos superpuestos hechos de miles de millones de egos vivos y que se alimentan de aquellos que los precedieron. Pero no por ser uno entre miles demillones dejamos de ser nosotros, con nuestro yo único.
El problema de nuestra existencia comienza cuando permitimos que nuestro yo sea un mero reflejo de los yoes que nos rodean. Algunos brillanmás que otros y es natural que nos afecten, mas no es lo mismo alimentarse que ser aquello que nos alimenta. Existir como reflejo de lo otro significa vivir reactivamente. Cuando nos comportamos como unreflejo de otros sin conocer ni mucho menos comprender nuestro yo, nuestras acciones no corresponden ni con nuestros deseos ni con nuestra verdadera potencialidad.
El ser humano, si es sano, necesitapreguntarse qué quiere, qué necesita y qué está dispuesto a sacrificar para lograrlo. Para muchos, siquiera plantearse estas preguntas con miras a encontrar las respuestas ineludibles inspira miedo oincluso repulsión. Estamos condicionados para pensar en el otro, en lo otro, en el bien ajeno. Si no somos altruistas —nos dicen— somos egoístas, y ser egoísta es malo. Así, las convenciones...