El Hombre En Nuestra Situacion
Vivir a base de afectos, de mis sentimientos, de agrados, de desagrados, buscando tal tipo deplacer, huyendo de tal tipo de dolor, es encontrarse con una dotación más precaria.
La afectividad, cuando se enfrenta con la tecnificación como precipitadopragmático formal envolvente, recibe toda clase de heridas. Se percibe enseguida la dificultad del ajuste afectivo con esos entramados, con esas redes articuladasmecánicamente, técnicamente.
La afectividad se encuentra de entrada a disgusto en los procesos automáticos –ellos funcionan por su cuenta y naturalmente, laafectividad no se adapta bien; al revés, se encuentra más bien forzada por ellos-, y por lo tanto, la primera reacción afectiva es rehuir.
Pero este movimientode retracción es doblemente peligroso. En la misma medida en que una afectividad se encuentra herida, vulnerada, “traumatizada”, -si vale este término del quetanto se abusa- no sirve para nada normal.
Ahora bien, si eso es lo que pasa, encarar el futuro a base de la instancia afectiva es imposible. Cuando seintenta vivir desde la afectividad y ocurre de inmediato que la afectividad se retrae al chocar con la rigidez de la realidad, el resultado es la desorganización.Paradójicamente, en un mundo recargado de organización instrumental, el hombre afectivo se disuelve, va a la deriva.
La afectividad, si se “traumatiza”, seretira, pero si se intenta tomar de la mano y se lanza a una actividad de tipo frenético, al final decae.
Profundizar sobre lo teórico de los ejes 2 y 3.
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