El lago titicaca

MAMA COTA, la vuelta al lago en 80 días
Y de pronto descubrí que existían diversas playas hermosas, frondosos bosques sobre el lago, misteriosas cuevas impenetrables. Descubrí también que no todo era desarbolado ni lleno de pajabrava, sino que había vida, mas de lo que imaginamos.
Descubrí, en los ojos grandes de un ciervo solitario que me acompañaba, que estaba en tierra bendita frente alnoble lago, observando con extrema dulzura el mágico baño de tres hermosas muchachas en una pequeña pequeñísima playa. Descubrí que no estaba simplemente en el Titicaca, si no en una pequeña sucursal del paraíso.

Primer paso
Aquella mañana que partí en complicidad aun de la noche, caminé alejándome lo suficiente como para estar a solas con el lago y a modo de permiso poder entrar en lo quesolamente a éste le pertenece.
Fue en Chulluni, el primer pueblo del recorrido, de donde unos pescadores me trasladarían a la isla Furoba. Allí estuve completamente solo, esperando, con una gran variedad de aves silvestres, era el primer regalo que recibía, pero nadie me recogía cuando ya eran las dos de la tarde. Empezó mi hambre, entonces decidí tomar un bote viejo abandonado que estaba en la isla, yatreviéndome a cruzar el lago con la confianza de que me iría bien, me hice capitán de mi barca y me dirigí hasta la isla de los Uros. Las aguas estaban tranquilas, con buen viento, llegué luego de tres horas (lo que otro haría en media hora), sorprendiendo así a los habitantes de la pequeña isla Paraíso, quienes me acogieron con un buen plato de pejerrey.
Al día siguiente volví en otro bote atierra firme, caminando por una suerte de meandros. Por las noches siempre llegaba a una habitación oscura en casa de algún campesino, quien con una sabrosa sopa de papas y chuño me permitía acompañarlo. Aquí la vestimenta comenzó a verse distinta, llena de bordados y capas o polleras, capas que las mujeres usan para impedir que el calor salga del cuerpo, creando íntimos microclimas.

Amantaní, decuatro kilómetros cuadrados, isla de calles estrechas y baldosas bien talladas, recibe al visitante con un aroma inolvidable, a muña, planta aromática usada también para hacer mate. Amantaní, pueblo quechua, sitio de bellas casitas adaptadas para el turista, pueblo sin perros, ni camélidos, ni policía ni cárcel, pero sí con bellas cholas que con una sonrisa te cuentan la historia y las maravillasde su pueblo. La gente allí, desde los ocho años elaboran tejidos complicados llenos de iconografías y simbolismos.

Recorriendo el extremo oriente de la península de Capachica, atravieso las comunidades que bañan los ríos Ramis y Huancané, que son además la frontera entre los pueblos quechua y aymara. Están en pleno carnaval, cuando llego a mi paso todo es algarabía y participando de losfestejos, continuo viajando rumbo a sus comunidades, aquellas que fueron afectadas por las lluvias, que reciben el apoyo del gobierno, que tanto lloran por un poco más de apoyo y que, acaso por compensar tanta pena, son las que mas gozan del carnaval.
Ahora entiendo estas festividades. Estuve en diecinueve comunidades festejando la fiesta en cada una y sus consecuencias no siempre son para contarlas.Aquí el agasajado es el Teniente Gobernador y es él quien recibe regalos de todos los pobladores. Puede verse cómo lo pasean luciendo los más de cuarenta panes cocidos en el poncho, cómo también lleva consigo frazadas, termos, fruta, tocacintas, e incluso algunos llevan un televisor encima, son auténticos Ekekos. Claro que, a cambio de tanto regalo, es él quien debe aportar con la alimentación yla bebida para toda la comunidad. Estas fiestas duran una semana y puedo asegurar que si tan sólo de energía y ganas se tratara, podrían durar mucho más.

En Moho, el jardín del altiplano, conocí la casa del señor Zenón Mejía, que tiene un arsenal de bellas rosas, de todos los tipos y colores. Aquello me relajó y bendije entonces ese pedacito de cielo que don Zenón trajo al patio de su casa....