el mártir del gólgota

EL OCASO DEL JUSTO
(Adaptación del libro el Mártir del Gólgota de Enrique Pérez Escrich)
LA DESPEDIDA
JESÚS: ¡Salvo y paz, madre mía!
MARÍA: (Con gran preocupación y curiosidad) Me han dicho hijo y señor, que te diriges a la ciudad que mata a los profetas; a la impía Jerusalén.
JESÚS: Dios, mi padre, lo ordena; la hora se aproxima: debo cumplir sus órdenes. (Lanza un profundo suspiro) Mimuerte decretada está en los cielos, de donde descendí gustoso a morir por el hombre. Mi sangre lavará en breve la culpa cometida en el paraíso; mi sangre será la semilla que ha de dar el fruto mañana a la humanidad.
MARÍA: (Exclamando con gran sencillez) ¡Llévame contigo! Haz que mi pecho lance el último suspiro con el tuyo.
JESÚS: (Dentro de un tono confortable) Tú, madre mía, haz desobrevivirme; más no temas, será por cortos instantes. En la cumbre del Gólgota, paloma solitaria y dolorida, arrullarás con tus tristes gemidos la amargura de mi muerte. Todos me dejarán; tú sola arrodillada al pie del leño, confundirás tus lagrimas con mi sangre; porque tú, humilde violeta de Nazaret , has nacido para sufrir agudísimos dolores en la tierra del hombre, y perfumar desde el cielo ladolorosa agonía de la raza humana. Porque tú, rosa purísima del valle de Zabulón, palmera solitaria de Bethsaida, prestarás eternamente tu bienhechora sombra a los desgraciados; porque tú, arca sellada, donde se encierra la infinita clemencia de Dios, serás el faro del perdido navegante, la luz re animadora que guía el paso del cansado peregrino; tu nombre glorioso será embaucado en los momentos deamargura y tu pereza resplandecerá eternamente cómo los luminosos rayos del sol.
MARÍA: (Lloraba en sollozos)
JESÚS: No llores, (Tomando el hombro de María como queriendo abrazarla) que pronto nos volveremos a reunir en la morada eterna, ya lo he dicho; nuestra separación será muy corta, porque yo soy tu esencia y tú mi aliento; porque mi vida depositada está en tú vida misma. En el libro inmortalestá escrito éste misterio que tal vez no comprendas. Tranquiliza tú espíritu, espera con serenidad la última hora.
MARÍA: ¡Ah, señor! (y dirigiéndose agudamente a Jesús) Revoca tu sentencia; compadécete de mi dolor y mi amargura. Recuerda que siendo niño te alimenté con el jugo de mis pechos, que abrigado en mi seno te llevé a Egipto; que mi mayor placer en las horas de agonía era buscar tufrente, blanca cómo las cumbres del Sabino, pura cómo la gota de rocío que se cobija en el perfumado cáliz de los lirios del valle. Entonces en tu boca, sonrojada cómo las rosas de Jericó vagaba una sonrisa que era todo mí encanto, toda mi felicidad. Si tú partes, si me dejas, ¿Qué va a ser de ésta pobre madre abandonada?
JESÚS: Calla, madre y señora, del cielo descendí a morir por el bien de lahumanidad; tus entrañas fueron la copa perfumada que recibieron el verbo divino. No ruegues más, ya no llores; mi hora se aproxima. Adiós; la cruz me espera.



EL GRAN SANEDRÍN
FARISEO: (Entra en escena agitando un trozo de pergamino y con ánimo de una noticia nueva). ¡Escuchen! ¡Escuchen! sabios doctores, lo que Jesús, hijo de Nazaret dice de los sacerdotes y fariseos de Jerusalén. (Diciendoesto desenrolla el pergamino y se pone a leer)
“Raza de víboras ¡ay de ustedes los fariseos, que limpian lo de fuera del plato y del vaso, mientras en nuestro interior está lleno de inmundicia y de maldad! ¡Necios! El que hizo lo que está fuera, ¿no hizo también lo que está dentro? Dan limosna de los que les sobra; apaguen el deseo insaciable de avaricia y serán limpios. ¡Ay de ustedes,fariseos, que diezman la yerba buena y trafican con la justicia y la ley de Dios! ¡Ay de ustedes, fariseos, que escogen los primeros asientos en las sinagogas y nos deleita ser saludados en las plazas! ¡Ay de ustedes que son cómo los sepulcros cubiertos de yerba, que no lo parecen y los hombres andan por encima! ¡Ay de ustedes doctores de la ley, que cargan a nuestros prójimos con cargas que no...