El Maestro puede ser un Filósofo de su Práctica

“En la educación, tal como la practica el hombre, actúa la misma fuerza vital, creadora y plástica, que impulsa espontáneamente a toda especie viva al mantenimiento y propagación de su tipo. Pero adquiere en ella el más alto grado de su intensidad mediante el esfuerzo consciente del conocimiento y de la voluntad dirigida a la consecución de un fin”
Werner Jeager

Para quien escribe, pensar laEducación es -indisolublemente- pensar la Práctica Educativa. Y si ese pensamiento recorre los senderos de la especulación filosófica, será menester –entonces- que éstos sean los de la filosofía ética. Es decir, aquella que tiene por objeto de reflexión crítica a los actos humanos, esos que se realizan de manera libre y consciente, esos sobre los que el hombre y la mujer ejercen algún modo decontrol racional.
Dado por cierto que el acto de educar debe ser un acto consciente y libre, que goce del control racional de aquel o aquella a los que llamamos educadores, la filosofía ética parece absolutamente pertinente y eficaz para reflexionar en este campo. Como sostiene Carlos Cullen -parafraseando a Kant- “la educación pertenece a la esfera de las acciones del hombre” y, en tal sentido,refiere a la reflexión acerca de “los fines” y “el juicio en torno a cómo se debe actuar”. Con lo cual, si educar es un acto humano, libre y racional, es el protagonista de tal accionar el que debe ejercer la reflexión crítica sobre los fines que persigue en ese actuar y las formas y modos necesarios para alcanzar esos objetivos teleológicos. Puesto de este modo, la filosofía de la educación es –opodría ser- la filosofía del educador y de la educadora. He aquí, la propuesta de este trabajo: las lecturas, reflexiones y debates que han sido promovidos desde la cátedra, permiten pensar al maestro y la maestra, al profesor y la profesora, no como meros funcionarios de un sistema del Estado, sino como verdaderos filósofos de la educación, capaces de reflexionar críticamente sobre la propiapráctica y los fundamentes explícitos que la sostienen, pero también sobre los que subyacen a la conciencia, aquellos que moldean y prefiguran sus acciones desde las sombras del condicionamiento social.

“Con Rousseau, la educación se convierte en instrumento de la política y la actividad política se concibe como forma de educación”.
Hannah Arendt

Podría argüirse en desmedro de ésta, nuestraprimera idea, que la filosofía de la educación debería ponerse objetivos más amplios, más abstractos en el sentido de lo conceptual o epistemológico; y no ocuparse de la práctica cotidiana.
Es posible suponer que son los asuntos más originales y primigenios de la Educación los que deben ponerse en cuestión a través del tamiz siempre superador de la reflexión filosófica. A saber, para qué se educa,quiénes se educan, qué características tienen ese hombre y esa mujer ideales que la educación construye como actores pedagógicos de su implicancia (hablamos aquí de las definiciones antropológicas), de qué modo aprenden estos actores, cuáles son las técnicas de mayor pertinencia en función de ese modo, qué es lo que se enseña, quiénes deciden y definen todas las anteriores materias, etc.
Todoello supone pensar, explicar y dar sentido a la cuestión política del acto de educar. Es decir, la Educación como dispositivo social con capacidad de hacer del hombre un integrante de la comunidad. Nada nuevo decimos si referimos a la Educación como institución socializadora, capaz de construir del hombre y la mujer un ciudadano, con atributos, conocimientos y valores comunes a todos los integrantesdel plano social. En palabras de Aristóteles: “…es claro que […] la educación tiene que ser una y la misma para todos los ciudadanos, y que el cuidado de ella debe ser cosa de la comunidad no privada […] El entrenamiento en lo que es común debe ser también común”. Para que semejante tarea sea posible, la educación debe tener respuestas más o menos acabadas a los interrogantes que proponíamos en...