El Malestar En La Cultura

Páginas: 38 (9261 palabras) Publicado: 29 de septiembre de 2015
El malestar en la cultura

I
Uno no puede apartar de si la impresión de que los seres humanos suelen aplicar falsos raseros; poder, éxito y riquezas es lo que pretenden para sí y lo que admiran de otros, menospreciando los verdaderos valores de la vida. Se tendería a suponer que sólo una minoría reconoce a esos grandes hombres, en tanto la gran mayoría no quiere saber nada de ellos. Pero no sepuede salir del paso tan fácilmente; es que están de por medio los desacuerdos entre el pensar y el obrar de los seres humanos, así como el acuerdo múltiple de sus mociones de deseo.
Uno de estos hombres eminentes me otorga el título de amigo en sus cartas. Yo le envié mi opúsculo que trataba a la religión como una ilusión, y él me respondió que compartía mi juicio acerca de la religión, perolamentaba que no hubiera apreciado la religiosidad. Es un sentimiento particular, un sentimiento de sensación de eternidad, como algo sin límites, sin barreras, un sentimiento oceánico. Este sentimiento es puramente subjetivo, no un artículo de fe; sólo sobre la base de este sentimiento oceánico es lícito llamarse religioso, aun cuando uno desautorice toda fe y toda ilusión.
Para Freud ese sentimientooceánico tiene más bien el carácter de una visión intelectual, no despojada de un tono afectivo. Acude a nosotros la siguiente ilación de pensamiento: normalmente no tenemos certeza del sentimiento de nuestro si-mismo, de nuestro yo propio. Este yo nos aparece autónomo, unitario, bien deslindado de todo lo otro. Que esta apariencia es un engaño, que el yo más ben se continúa hacia adentro, sinfrontera tajante, en u ser anímico inconciente que designamos “ello” y al que sirve, por así decir, como fachada: eh ahí lo que nos ha enseñado la investigación psicoanalítica. El sentimiento yoico está expuesto a perturbaciones, y los límites del yo no son fijos.
Una reflexión ulterior nos dice: este sentimiento yoico del adulto no puede haber sido así desde el comienzo. El lactante no separatodavía su yo de un mundo exterior como fuente de las sensaciones que le afluyen. Aprende a hacerlo poco a poco, sobre la base de incitaciones diversas. Tiene que causarle la más intensa impresión el hecho de que muchas fuentes de excitación en que más tarde discernirá a sus órganos corporales pueden enviarle sensaciones en todo momento, mientras que en otras –pecho materno- se le sustraentemporariamente y sólo consigue recuperarlas berreando en reclamo de asistencia. De este modo, se contrapone por primera vez al yo un “objeto” como algo que se encuentra “afuera” y sólo mediante una acción particular es esforzado a aparecer. Una posterior impulsión a reconocer un “afuera”, un mundo exterior, es la que proporcionan las frecuentes sensaciones de dolor y displacer. Nace la tendencia de segregardel yo todo lo que puede devenir fuente de tal displacer, arrojarlo hacia afuera y formar un puro yo-placer. Con ello se da el primer paso para instaurar el principio de realidad. Este distingo sirve para defenderse de las sensaciones displacenteras registradas y las que amenazan.
Originariamente el yo lo contiene todo; más tarde segrega de sí un mundo exterior. Por tanto, nuestro sentimientoyoico de hoy es sólo un comprimido resto de un sentimiento más abarcador. Ese sentimiento yoico primario se ha conservado, en mayor o menor medida, en la vida anímica de muchos seres humanos, acompañaría al sentimiento yoico de la madurez, más estrecho y de más nítido deslinde.
Con esto tocamos el problema de la conservación en el interior de lo psíquico. Desde que hemos superado el error de creer queel olvido implica una destrucción de la huella mnémica, nos inclinamos a suponer lo opuesto, a saber, que en la vida anímica no puede sepultarse nada de lo que una vez se formó, que todo se conserva de algún modo y puede ser traído a la luz de nuevo en circunstancias apropiadas, por ejemplo, en virtud de una regresión.
También en el caso de la vida anímica el supuesto de la conservación de...
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