El Miedo de Silvia

El Miedo de Silvia

“¡Qué idiota, cómo pude hacerlo!” Cerró rápidamente la puerta y puso llave en ambas cerraduras. Todo estaba a oscuras. Como queriendo defenderse de algo arrojó espantada lasbolsas al piso y contrajo los brazos hacia su pecho. Esperó un momento inmóvil frente a la puerta de su enorme casa, contenida en el silencio y la oscuridad. Las ideas se le presentaban revueltas, sumente era habitada por una secuencia fugaz de imágenes imprecisas. Caminó aterrada hacia su cuarto y se tiró en la cama.
“¡Cómo pude hacerlo!” Exclamó nuevamente para sí con odio y desesperaciónmientras se tomaba la cabeza. Su corazón latía frenéticamente al punto de estallar. Lloraba asustada como un bebé y su maquillaje chorreaba por toda la cara. No se reconocía. Le costaba asociar su conducta asu esencia. Entreabrió la persiana y vislumbró un cielo blanco que palidecía todos los objetos del cuarto. Una llovizna mezclada con el viento confundía los sonidos provenientes de la calle. Silviacreía oír conversaciones de chinos hostiles. Acaso estarían hablando de ella.
Cerró los ojos: era peor, su imaginación se potenciaba al punto de recordar lo sucedido exactamente con la misma vivenciapasada. Luego imaginaba al chino de las botellas encima de ella, ahorcándola con las manos. Veía con espantosa cercanía el circular semblante amarillo sudado y sus ojos alargados, más estirados aúnpor la expresión de furia. Creía también poder sentir un olor, mezcla de bacalao y detergente, que se desprendía del oriental, impregnado seguramente durante sus labores en el supermercado.
Abriónuevamente los ojos: como una idea infiltrada pensó que aquella blancura proveniente del cielo infundía en el ambiente una claridad celestial. Se vio entre nubes. Un espantoso rayo recorrió su cuerpo yla hizo censurar y aterrarse de esa imagen.
“Despertate Silvia. Estás en peligro” se dijo. Sus músculos comenzaron a endurecerse. Su espíritu estaba acorralado por una calma terrible, una extraña...