El País De Las Últimas Cosas

El país de las últimas cosas (1), de Paul Auster

RUINA Y SILENCIO
Por Pavel Kraljevich
Et de longs corbillards, sans tambours ni musique,
Défilent lentement dans mon âme; l'Espoir,
Vaincu, pleure, et l'angoisse atroce, despotique,
Sur mon crâne incliné plante son drapeau noir.
Charles Baudelaire,
Spleen

“Éstas son las últimas cosas –escribía ella–.
Desaparecen una a una y no vuelvennunca más.
Puedo hablarte de las que yo he visto, de las que ya
no existen; pero dudo que haya tiempo para ello.
Ahora todo ocurre tan rápidamente que no puedo
seguir el ritmo.” Palabras iniciales, palabras últimas.
Sin título. ©Constanza Núñez, 2005
Un abandonado amante recibe estas noticias de
Anna Blume, una mujer que ha partido al país de las últimas cosas en busca de su hermano,corresponsal de guerra desaparecido en ese lugar.
¿Qué es el país de las últimas cosas? De alguna manera sabemos que es una isla, de
alguna manera podemos deducir que se trata de Gran Bretaña, que la ciudad sitiada por la
ruina que describe Anna en su carta/diario es un Londres fantasmagórico que se extingue
poco a poco devorado en el silencio. Paul Auster (1947, Newark, NJ, EE.UU.) nos sitúa,nuevamente, en el borde de la lógica. Ya lo había hecho antes con La trilogía de Nueva
York (2), con tres historias donde la identidad cambiada de los personajes a partir de un
error de nombres (de palabras) y el juego simbólico de alguna manera abolían el lenguaje
convencional para situarnos dentro de un espacio en que el silencio era la constante y las
detectivescas pesquisas de aquellos quebuscaban encontrarse a través de esa palabra
negada y retrucada no se constituía más que en la vana esperanza de llegar al principio del
ser: el Verbo.
En El país de las últimas cosas Auster nos cuenta, a través de los escritos
borroneados de Anna, la situación de un lugar que se extingue y en el cual los dos pilares
de la civilización van perdiendo poco a poco el carácter inamovible que laconvención
social les otorga.
En primer lugar, y de manera más evidente, tenemos una ciudad que se derrumba,
que pierde significado como estructura central de la vida y la sociedad, como estadio de
cohabitancia y cooperación. Contrario a la reconstrucción de la historia y el ser que
propone Carpentier (1904, La Habana, Cuba – 1980, París, Francia) en Los pasos perdidos
(3) y que redunda en unavuelta al origen y la selva primigenia, lo que Auster propone es la
aniquilación de toda lógica, y dentro de este razonamiento también la pérdida de toda
coordenada urbana posible. Las calles ya no tienen nombres y las que aún los conservan no
pasan de ser anecdóticos resabios de un tiempo en que la ciudad funcionaba como la
maquinaria social para la que está concebida. Lo que se pierde y sederrumba en esta ciudad
no es reemplazado por bosques ni animales salvajes. Las ruinas llegan para instalarse en
una especie de alambicado laberinto sin muros (No habrá nunca una puerta. Estás adentro
/ y el alcázar abarca el universo / y no tiene anverso ni reverso / ni externo muro ni secreto
centro, escribe Borges en Laberinto (4)). Encerrados dentro de la ciudad que el mismo
hombre havenido construyendo desde el Renacimiento, es el hombre quien finalmente
resulta atrapado en la jaula de concreto. No hay la promesa de un edén, como postula
Carpentier, luego del fin de las ciudades.

En segundo lugar, el lenguaje pierde todo valor como Portada de la tercera edición de
El país de las últimas cosas,
puente unificador. Mientras la ciudad desaparece sin razón
mayo de 1988,EE.UU,
aparente, mientras las estructuras urbanas sucumben ante un
Penguin.
mal nunca precisado, ante un caos sin razón aparente, el
silencio se apodera de las calles y de las gentes. No es casual que ya cerca del final del libro
Anna encuentre refugio en la Biblioteca Nacional, y que sea dentro de estos muros donde
un incipiente romance con un periodista colega de su hermano se geste sin...