El recuerdo
— ¿Que está mal Nathan? —Pregunte, pero él no me responde, parece no haberme escuchado. — ¿Nathan, me estas escuchando? — volví a preguntar.
— No pasa nadaIsabell, nada está mal. —Dijo sin siquiera dirigirme la mirada.
— Mírame, —le pedí. — Nathan mírame y dime que nada está mal. —Pero no me miraba, algo está mal, lo sé, lo conozco demasiado y no me dice loque está pasando.
Nos quedamos sumergidos en un silencio incomodo, notaba que se encontraba perdido en sus pensamientos, algo lo estaba poniendo nervioso, algo le preocupaba. Lo observe todo eltiempo en silencio, hasta que rompió el silencio, con aquellas palabras que tanto deseo no haber escuchado.
— Isabell, me voy a casar. — El tiempo se detuvo, deje de respirar, escuche como algodentro de mí se rompió. Mis ojos ardían. Se iba a casar, Nathan se iba a casar. —Di algo por favor, no te quedes callada.
— Fe-fe-felicidades. — logre decir.
— Gracias. — Me sonrió, pero yo no pudesonreír, solo baje la mirada, tenía que contener las lágrimas, no podía verme así, no él. — Isabell, mírame por favor. — Negué con la cabeza. —Isabell, tu y yo sabíamos que este momento llegaría,mírame por favor. —Intento tomar mi mano, a lo que yo la aleje.
— No-no pasa nada. —Le dije entre cortadamente. — M-me alegro por ti Nathan, e-enserio que me alegro. —Intente sonreír, pero falle.
— No,no me mientas Isabell, no a mí. —Se puso de pie y se acerco a mí, tomando de mi barbilla levantando mi rostro y haciendo que lo mirase. — No me mientas, no me mientas a mí, por favor. —Dijo pegandonuestras frentes.
— Voy estar bien, no pasa nada. Todo va estar bien. —Dije en un susurro, tragando el nudo en mi garganta. El solo negaba aun con su frente pegada a la mía.
— Te amo...
— No por...
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