Emiliano Zapata
Yo, Emiliano estudie la instrucción primaria en la escuela de Anenecuilco, instrucción que comprendía rudimentos deteneduría de libros. La mayoría de sus biógrafos -incluido Sotelo Inclán- toma por buena anécdota de que yo el pequeño Emiliano padecí en carne propia la invasión de las huertas y casas del barrio deOlaque, perpetrada por el hacendado Manuel Mendoza Cortina hacia 1887. Viendo llorar a mi padre, habría preguntado:
-Padre, ¿Por qué llora?
-Porque nos quitan las tierras.
-¿Quiénes?
-Los amos.-¿Y por qué no pelean contra ellos?
-Porque son poderosos.
-Pues cuando yo sea grande hare que las devuelvan.
A los 16 años quede huérfano, pero no indefenso. Yo Zapata no era jornalero ni pobre.Dieciséis años después, en 1911, explique: “Tengo mis tierras de labor y un establo, producto no de campañas políticas sino de largos años de honrado trabajo y que me producen lo suficiente para vivircon mi familia desahogadamente.” Logre tener un hatajo de diez mulas y al frente de ellas salía a los pueblos y ranchos a acarrear maíz. Por un tiempo acarree cal y ladrillos para la construcción de lacercana hacienda de Chimaneca. Además de esas labores de arriería tuve éxito en la agricultura. “Uno de los días más felices de mi vida -confesé alguna vez- fue aquel en que la cosecha de sandía queobtuve con mi personal esfuerzo me produjo alrededor de quinientos a seiscientos pesos.” En 1910 mi capital, nada despreciable, era de 3000 pesos. Yo Zapata, tuve siempre orgullo de ganarme la vida...
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