Ensayo De Un Crimen

ENSAYO DE UN CRIMEN

Roberto de la Cruz se encontraba afeitándose en el soleado cuarto de baño, era un calor extraordinario que arrebataba su cabeza y lo hacía flotar en un ambiente de vapor y de fuego. Tenía su rostro joven sus labios eran especialmente juveniles y frescos. Sus ojos eran dorados y ajenos. Su vieja nana solía decirle que eran como la mostaza, en eso recordó a sutierna nana quien ya había fallecido.
El cuarto le recordaba a su antigua sala de familia ya que era amueblada con una sillería francesa. Salió de la casa de huésped se dirigía al restaurante de la terraza azul, se encontraba feliz ya que no iba a desayunar en la casa de huéspedes, por el camino se detuvo a comprar el periódico, casualmente ese día empezaba la primavera, el se preguntó¿qué primavera? ya que en la ciudad de México no se observaba el cambio de estación como en los otros países de climas extremados: de nieve, de lluvias y de hojas muertas.
Por su recorrido se encontraba Chapultepec lo cual le producía un infalible sabor de seducción. Llegó al restaurante, se sentó tranquilamente empezó a leer su periódico las primeras páginas trataban de guerra, porlo cual las evitó, enseguida el encabezado de las siguientes páginas robó su atención una dama linajuda y su hijo fueron asesinados por dinero.
En la mesa de al lado dos hombres bien vestidos platicaban, Roberto se empezó a interesar en la plática hablaban de la casa de Asuara, en Durango 300, a él le parecía conocido el nombre, le recordaba a una criada de la casa de huéspedes, sele vino a la mente el asesinato de aquella mujer, sólo fue por dinero repetía, eso le hizo recordar que sólo tenía cinco pesos en la cartera tenía que ir al banco a recoger el dinero que su padre había depositado en un banco americano, Roberto se estaba comiendo los últimos pesos.
En la caja había exactamente seiscientos ochenta pesos en billetes y plata, y ciento diez dólares, en sucartera depositó quinientos pesos. Se retiró y le fascinó una tienda de antigüedades, lo cautivó una caja de música, pidió que se la enseñaran, enseguida la abrió esta lo relajó, sentía que su cabeza flotaba. Él apresurado preguntó el valor, le contestaron cien pesos, lo compró sin regatear el precio.
Abandonó el lugar, caminaba en medio de aquel terrible calor, ese día era de purosrecuerdos, de pronto recordó cuando el tenia unos ocho o nueve años cuando un militar lo llevaba al parque, no sabía bien por qué aquel militar lo llevaba de la mano y recordó que su padre era amigo de los militares.
Llegó a la casa de huésped, se encerró en su cuarto, abrió suavemente la caja de música las notas de el príncipe rojo envolvieron y arrebataron su cabeza en un fragmentode segundo, en cuestión de minutos se quedó dormido, eran las 9, se despertó y le entró la curiosidad de ir a Durango 300 se dirigió a ese lugar, llegó a la residencia del Licenciado Asuara y pidió hablar con el licenciado, enseguida lo llevaron hacia él, amablemente lo saludó presentándose: Roberto de la Cruz
-¡Roberto de la Cruz! ¡Casi no puedo creerlo!
Mi curiosidad fue quién mepermitió averiguar donde vivía Asuara, el licenciado rió con una risa voluminosa –tu que dijiste ya me creyó ¡no! Tú vienes al pokarito sin vergüenza. Lo pasó a la sala de juego, el lugar era visitado por gobernadores, diputados, etc. Lo sentó en la mesa de un ex inspector, en eso se oyen abrir las puertas de la sala, entra una mujer llamada Patricia Terrazas cargada de pieles, collares, pulserasy sortijas. Se sienta en la mesa de Roberto y del ex inspector, empezaron a jugar, Roberto ganó la primera mano, fue suerte de novato exclamó el ex inspector, siguieron jugando uno tras otro todas las ganó. Ya eran las dos de la mañana cuando Roberto decidió retirarse con la cantidad de tres mil pesos ganados.
Al paso de los meses fue conociendo a la señorita Patricia ya que...