Ensayo Sobre El Ruiseñor Y La Rosa















Una niña, llamada Gaby, se siente triste constantemente pues siente que su familia no la quiere, no es feliz y envidia a sus compañeros por tener todo lo que ella desea, así que vive en su mundo de fantasía donde es Balbalú, una chica heroica, valiente, importante y querida por todos.
Sin embargo, mientras crea los lugares que conforman el mundo de Balbalú, Gaby seve transportada a ese mismo mundo que parece existir realmente. Un mundo donde las sillas y los perros hablan, donde hay pelotas de tenis asesinas, un río maldito y un ganso gigante con delirios de grandeza.
Con la ayuda de Doña Macu, una silla, y Bicho, un perro que quiere de mascota en su mundo, Gaby debe encontrar la forma de salir del mundo de Balbalú y volver al suyo propio, pero para esodebe enfrentar el mismo mundo en que se refugiaba

















Gabi llevaba muchísimo tiempo escondida detrás de un árbol seco ya no sentía ninguna excitación, ni el delicioso miedo a que te pillen estaba harta de ese juego tan tonto salió de su escondite y se sacudió las rodillas manchadas de tierra -miguel, Virginia, diego - grito un poco irritada. El aburrimiento siemprela ponía de mal humor -. ¿Dónde se habían metido? Miro alrededor: no se veían ni la menor señal de sus hermanos. Junto al rio aun quedados algunas persona pero el pinar estaba mucho más vacío que cuando gabi se escondió tras el árbol. Ahora que lo pensaba, debía de ser ya bastante tarde: el sol estaba muy bajo y el las sombras empezaban a hacerfrio -¡miguel, Virginia!- volvió a gritar. Pensó que con amargura que sus hermanos habían dejado de jugar sin siquiera molestarse en avisarle. Era unos brutos: muchas veces le hacían faenas semejantes. Se froto los brazos desnudos solo llevaba una camisa de manga corta y los vaqueros. El día, unbrillante domingo de primavera, había sido muy caluroso, poro ahora el relente del crepúsculo le ponía la piel de gallina. Las sombras eran cada vez más profundas, sombras azules, de la montaña. En la furgoneta, recordó gabi con alivio, tenía un jersey de lana. Apretó el paso. No pensaba volver a dirigirse la palabra a miguel, e Virginia y a diego en todo la tarde. Remonto el rio por elcamino de la ribera llego a la poza grande en donde nadabas en verano – mama no les habían dejado bañarse esa mañana, decía que el agua era de deshielo y estaba todavía demasiado fría- y torció hacia las grandes peñas planas de la derecha, que era donde sus padres se habían instalado ese día para comer. Y cuando llego allí descubrió que no quedaba nadie, ¡nadie¡ NO estaban ni sus padres nininguno de sus hermanos ; no estaban las cestas, ni las mantas viejas que su madre extendía sobre el suelo para poner la comida y para sentarse. Gabi se mordió las uñas, preocupada: entonces era sin duda culpa suya, seguramente la estuvieron llamándola y ella no les había oído, ahora estaría esperando junto a la furgoneta como todo ya guardado, impaciente y furibundo. Papa le soltaría uno de susdiscursos habituales soberbia falta de responsabilidad y el egoísmo el no pensar en los demás, y hasta era posesivo que mama le arreara uno de esos capirotazos que solían pegar, mama mano dura. Echo a correr hacia el aparcamiento, pensando en las exclusivas que podrían poner. Pero no tuvo ocasiones de decir nada, porque la furgoneta no estaba.Se habían ido. Quizá me he equivocado, se dijo. Quizá aparcamos en otro lugar, un poco más a la izquierda o a la derecha. Gabi reviso cuidadosamente y ansiosamente todo los vehículos de la última fila. No, no estaba....