Ensayo

DIALOGOS CON MI OTRO “YO”

Bajó su mirada hacía ella, y le pareció entonces que un tiempo interminable transcurría mientras vigilaba su lengua, ocupado en buscar sus palabras, pensando rápida ycalladamente pensamientos volátiles. Las palabras de ella habían surtido efecto, él no sabía que decir, ni que hacer. No podía calmarla. Ni podía calmarse. El silencio desfragmentado por palabraspronunciadas con un acento duro e imperecedero. Él y toda la absolución del mundo en sus manos, libre… libre al fin. Pero no quería, no podía.

Ella no me escucha. Si pudiese oír mis pensamientos, sipudiera hablar. Si se pudiera callar, esa herida en mi cerraría. Propondría un olvido, pediría perdón. No me dejaría…

— ¿Qué te aterra?

La soledad y el olvido.

— ¿No te gusta estar sólo?, ¿temesque nadie te recuerde?

Odio estar solo, la soledad me aterra ¡Me aterra! Odio a todos, nadie me recuerda.

— ¿La odias?

Hoy si, ayer no. Resisto lo que puedo… pero muchas veces me asusta.Estamos tan bien y luego tan mal.

— El amor es un sentimiento hiriente ¿no lo crees?

Sí; pero no puedo arrepentirme de el. Pero ella sí; desfragmentarme y dejarme como si fuera un estorbo parece noafectarle.

— ¿Tú odias amarla y que no te ame?

Sé que esto tiene un doble sentido. La quiero y lo que pretendo sentir es amor. Pretendo, quiero alejarme, olvidar. Odio que no me ame.

—Estar solo es un buen remedio; pero tú odias estar solo.

Me aterra la soledad, pero es irónico, mis mejores recuerdos son precedidos por largos periodos de este vacío. Como si estuviera preparándomeinconscientemente para encontrar al verdadero “amor”. Esta sensación cuando llega a su máximo —escribo poemas de amor para… y me obceco con tenerla—me empieza a aburrir tanta cursilería. Luego piensoque es genial estar libre. Libre una y otra vez.

Él mira hacia la carretera, en dirección a la sombra. Ya es de noche, el frio acecha mientras las ratas empiezan a repartirse por el lugar. Huye...