Entrevista Luis Richter -

Luisa Richter, artista plástica venezolana
“No se puede decir cómo ni cuándo, cuando se da, se da”

Recuerdo haberla conocido un par de años atrás en una Galería de Arte. Puede que en algunas ocasiones investigar sobre los artistas plásticos en Venezuela no sea la cosa más sencilla del mundo. Se pueden encontrar rápidamente entre las páginas de Internet y las salas de las galerías pero, cómoconocer su trayectoria, sus cuadros con sus significados, cómo venden sus obras, cómo decidieron ser simplemente artistas en un país como Venezuela, cómo preguntarles qué es ser artista. Aún ronda la creencia que ser artista es pasar hambre, es ser un loco que alguna vez se sentó en las aulas de clases de la Escuela de Artes de la UCV y el Instituto Cristóbal Rojas, o que ni siquiera se asistió ala universidad, sino que desde niño se tenía las ganas y el talento. Y entonces, se comenzó a pintar, a crear.

Hace dos años yo no sabía con la persona que me iba a encontrar. Por cosas del trabajo –del destino– tuve la oportunidad de conocer a varios artistas plásticos y, a medida que conocía más artistas, más cosas tenían que contarme y más cosas tenía yo que preguntar.

En ese entonces,fui a la Galería de Arte Ascaso, en Las Mercedes, y observé, en total soledad, dos pisos repletos de cuadros llenos de colores tierra, azules y grises. Hasta que me topé con uno en especial. Una pintura en un soporte circular que asemejaba un espiral, y tenía en color negro y mano alzada una inscripción que nunca olvidaré: “Cada instante contiene origen y fin de un Yo, siempre renaciente yfugitivo”.

“YO TENÍA MI CARÁCTER”
Louise Kaelble de Richter, mejor conocida como Luisa Richter, nació en Alemania en 1928, antes de la Segunda Guerra Mundial. Cuenta que, desde pequeña, comenzó a pintar y a tocar el piano. A pesar de tener un padre Ingeniero, siempre se sintió inclinada por las artes.

“Mi vida en Alemania era muy sencilla. Vivía en un pueblo pequeño –Besigheim– donde lo que hacía erapintar. Mi padre me regaló unos lápices cuando tenía tres años para que me quedara quieta. Él era un hombre sumamente convencional y tranquilo, era Ingeniero Civil y Arquitecto. Él quería que yo estudiara medicina por la guerra, no arte. Luego simplemente se acostumbró a la idea sin refutar, me apoyó en mis estudios y formación”.

Richter estudió entre 1946 y 1955 en la Escuela Independiente deArte y en la Academia Nacional de Artes Plásticas en Stuttgart, Alemania. “En la época de Hitler y la guerra yo estaba metida en mi casa pintando y haciendo collage. Para mí mamá todo lo que era guerra era simplemente inaceptable. Mi papá me dijo que tenía que ir a la Escuela Estatal de Arte. Fui y presenté mi prueba de admisión”.

– ¿Y qué pasó después?
– Luego de la prueba de admisión me fuia la Escuela. Ahí llegué y me encontré con Willi Baumeister –pintor y fotógrafo alemán, precursor del estilo abstracto en Europa–, quien posteriormente se convertiría en mi mentor. Él era gran amigo de Joan Miró, estuvo metido en todo lo de la Bauhaus.
– ¿Qué fue lo primero que Baumeister le dijo? ¿Qué recuerda de él?
– Cuando llegué me dijo ‘tú eres Luisita, la del curso de admisión’. Mepreguntó que quería aprender; yo le dije que composición. Me preguntó que había hecho hasta ahora; yo le dije que collage. El collage para mí es todo, es la vida, es la mezcla entre el ticket del tranvía y la hoja del otoño. Ya en ese entonces, para mí el arte era lo más importante. A Baumeister le gustó que yo tuviera mi carácter.

Luisa se recuesta en la silla. Pone su mano izquierda en su cara ypierde su mirada azul en la profundidad de la sala. Parece recordar ese día, porque suelta una sonrisa justo antes de que llegue Yajaira, su empleada, con el té. Hasta ahora somos cuatro personas, incluyendo a la señora Richter, sentados a la mesa redonda de su sala. Yajaira saca unas tazas blancas de porcelana y las pone en la mesa. Pone un platón azul mar, del mismo material, donde deposita...