Entrevista a Judith Butler

ENTREVISTA A JUDITH BUTLER

Leticia Glocer


En el Prefacio del libro Cuerpos que importan, usted se hace una serie de preguntas que nos interesaría retomar a la luz de sus reflexiones actuales acerca de la materialidad de los cuerpos y las teorías sobre la diferencia sexual.

1) Usted señala que la diferencia sexual nunca es simplemente una función de diferencias materiales, que dealgún modo aquélla está marcada y formada por las prácticas discursivas. Pero también sostiene que “afirmar que las diferencias sexuales son indisociables de las demarcaciones discursivas no es lo mismo que decir que el discurso causa la diferencia sexual”. ¿Cómo piensa, desde un punto de vista epistemológico, estas relaciones que se alejan de una simple relación causa-efecto?

JB: Suelo considerarla relación entre el cuerpo y el discurso como un “quiasma” o “quiasmo” *. Esta figura retórica procura comprender de qué manera dos entidades distintas se superponen sin ser coextensas entre sí. En nuestro caso, importa señalar que el discurso no deja su impronta simplemente en el cuerpo. El cuerpo cobra forma y figura en el contexto de ciertas normas discursivas. Esto significa que el cuerpono puede asumir una forma dada si no opera cierto tipo de norma discursiva que lo “con-forma” activamente; también significa que lo que cobra forma es el cuerpo, no ninguna otra cosa. Pero al cuerpo no puede reducírselo a las distintas formas que adopta, ya que por debajo de su desarrollo y transmutación hay algo continuo. Sin embargo, desde un punto de vista epistemológico no tenemos acceso a esecuerpo si no se nos presenta de algún modo, volviéndose reconocible o, por lo menos, perceptible. Nunca nos encontramos con un cuerpo “crudo” o puro, ni siquiera en momentos extremos de placer o dolor. Tanto el dolor como el placer cobran cierta forma; además, ambos pueden quebrar la forma, pero no por eso dejan de relacionarse con ella. En uno y otro caso, el cuerpo y la forma discursiva através de la cual se materializa son indisociables, pero al mismo tiempo no se reducen uno a la otra.


2) En el marco de la relación Naturaleza-Cultura, usted plantea sus reparos frente a la distinción sexo-género y se opone al concepto de que lo social actúa unilateralmente sobre lo natural, que recibiría en forma pasiva las significaciones sociales dadas.
También critica la noción delconstructivismo lingüístico radical, para el cual el “sexo” sería una ficción pre-lingüística, sin posibilidad de acceso directo a él. En otras palabras, usted señala los riesgos de considerar al “sexo” una premisa artificial, una ficción, producida por el género. En este contexto, ¿cuál es su posición sobre el cuerpo sexuado y la diferencia sexual? Además, ¿ha cambiado su pensamiento acerca del conceptode “performatividad de género” que usted desarrolla en El género en disputa?

JB: Creo importante distinguir entre el “sexo” como algo falso y artificial, y el “sexo” como una formación discursiva contingente. Cuando al final del primer volumen de su Historia de la sexualidad, Foucault señalaba que el sexo es una “ficción”, no quería decir necesariamente que fuera una falsedad. Más que falso, escontingente. En otras palabras, el contorno y la significación del cuerpo se alteran históricamente, pero siempre hay contorno y significaciones, y siempre hay cuerpo. Cuando digo “siempre hay”, me refiero a la persistencia de cierta materialidad.
No obstante, el problema radica en que cada vez que tratamos de reafirmar esta materialidad persistente, lo hacemos de un modo específico, medianteun lenguaje específico. Y el problema no es solamente el lenguaje que usamos, sino el lenguaje a través del cual tenemos acceso al cuerpo. Cuando hablo de “lenguaje” no me refiero necesariamente a signos escritos o verbales, sino a sistemas de signos en un sentido más amplio. Pueden ser visuales, y también puede haber organizaciones del silencio. Por lo tanto, en tales casos el lenguaje no es...