¿Estás loco?

Sebastian Muñoz Ruiz Esparza
Literatura
A01153967
“Viajar ligero”


“¡Estás loco!”, “No podés botar todo así nomás”, “¿A dónde decís que te vas?
Nunca olvidaré el momento en el que decidí soltar una vida prefabricada y buscar mi independencia, mi libertad.

Mi nombre es Oliver. Oliver Mansilla. Nací en Buenos Aires hace poco más de 30 años. Crecí como cualquier otro argentino de clasemedia; estudié la general, la secundaria e inicié la universidad. Me gusta escribir, pero, en realidad no he publicado nada más interesante que la crónica del último partido de fútbol escolar en el diario del instituto.

Hace algunos años, mientras viajaba hacia la universidad en el subte, me di cuenta de que algo no andaba bien. La monotonía de los viajes cortos siempre hace que el cerebrogenere ideas extrañas, irrealizables, locas. “Pavadas”, como diríamos nosotros. Pero esto fue diferente. “Mi vida no vale nada; estoy siendo preparado para formar parte de una sociedad en la que el único objetivo es generar una ganancia, aumentar la producción de algún objeto material, hacer que los números de alguna compañía china crezcan. Necesito cambiar algo”. Mi mente se sumergió tanto en aquelpensamiento que recorrí media ciudad sin siquiera enterarme. ¡La c**** de tu madre! ¿Cómo vine a parar a Congreso? Perdí mi clase, por supuesto.

Sin embargo, no fue la única vez que sufrí una desconexión similar; de hecho se estaban volviendo comunes las ocasiones en las que mis pensamientos se bloqueaban, y empezaba a divagar con aquella idea nuevamente. Necesito cambiar algo.

Por momentoscreí que era el subte el que tenía la inspiración, que la respuesta a mi pregunta existencial estaba perdida entre los vagones que corren por debajo de la capital bonaerense. Hice mil veces el recorrido de Plaza de Mayo a Congreso. Nada.

Un 11 de Marzo, lo recuerdo bien, estaba terminando el proyecto final del semestre; un ensayo acerca de la filosofía de Gandhi. Cosa sencilla. Sin embargo, laprimera palabra que teclee de manera semi-inconsciente, y apareció en la pantalla del ordenador fue “VIAJE”. Boté todo y me compré un billete para India. La decisión estaba tomada: Inicia la independencia, comienza la libertad.

Tomé el móvil y llamé a mi madre, no recuerdo las palabras exactas pero lo que le dije fue algo parecido a: “Mamá, te llamo para despedirme. Me voy a India”. Y sí, comoera de imaginarse, inició un interrogatorio que duró por lo menos media hora. No fue fácil, pero al final se terminó acoplando a la idea. “Andá, hacé lo que vos querás. Es tu vida, ¿no?”.
Exacto. Es mi vida. No había caído en cuenta de eso hasta ahora: voy a vivir mi vida como yo la quiero vivir.

Regresé a mi departamento, y tan pronto atravesé la puerta, noté que había algo ajeno; unapresencia que yo ya no conocía.
De inmediato tomé el revólver que guardaba bajo la cama y disparé hasta quedarme sin balas. Estaba muerto.

Yo sabía que en realidad había muerto; sin embargo, jamás sentí tristeza. Nunca hubo dolor.
Fue bastante extraño. O quizás bastante normal: la muerte de los desconocidos nunca se vuelve un gran suceso.

Poco después comprendí que esa había sido una muertenecesaria. Casi natural. Yo simplemente la adelanté. Aceleré el proceso.
Empaqué mi mochila y salí por la puerta.

Llegué a Pistarini y busqué los mostradores de Alitalia; tenía que pasar por Roma para llegar a India. Claro. ¿Quién reservaría un vuelo directo de Buenos Aires a Delhi?
Pasé por seguridad, y fui directamente a la puerta de abordaje. Viajar sin documentar equipaje era exactamente lamanera en la que quería vivir; sin cargar con moldes, con expectativas por parte de la sociedad. Sin llevar nada más que mi cuerpo, mi alma, y mi cuaderno.

Abordé el vuelo 681, y me dispuse a pasar 14 horas en un asiento que apenas permitía reclinarse. Despegamos, y decidí dejar todas mis obligaciones allá abajo, en suelo argentino. A mitad del atlántico, inició el servicio a bordo, pedí una...