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Extensión e incertidumbre
de la noción de literatura

,

RÉGTNE ROBIN

En retrospectiva, podemos imaginamos que en la época en que Lukács era una
3utoridad indiscutible en el campo de la reflexión literaria, o cuando los mo­
dernistas, batallando contra él, ponían en primer plano las estructuras forma­
les, de lenguaje, o la intensidad de la expresión, todos sabían más o menos lo~ue representaba "la literatura", La literatura tenía, si bien no una definición
?recisa, por lo menos un objeto, cierto es que conflictivo, métodos de acerca­
miento, un estatuto y una función en la formación cultural y en la formación de
:a memoria colectiva y del imaginaría social.
La literatura era ante todo "los clásicos", las obras consagradas, que habían
entrado en el Panteón de laconsagración y habían desafiado los años, las mo­
jas y las diferentes escuelas de crítica. La literatura era también el conjunto de
'as "bellas letras" contemporáneas, obras del círculo restringido, diría P, Bour­
.lieu (Bourdieu, 1971, 1977), legitimadas por el capital simbólico de su autor,
cor los procedimientos formales o de lenguaje de su puesta en texto o, en otra
;¡erspectiva, por elalcance universal de su "mensaje", siempre implícito, lejos
je las puestas en discurso (y aquí yo diferencio fuertemente puesta en texto
:¡terario y puesta en discurso) de la "publicfstica", Todas estas obras forman
~arte de la "literatura" porque en ellas se inscribía la "literaturidad", término
gue los formalistas rusos introdujeron al abordar los textos literarios para cap­
,lr con ciertaaproximación la especificidad y hasta la esencia de lo literario en
:QS "procedimientos" de lenguaje y formales de la escritura.
Una gran sospecha recayó sobre la claridad de estas afirmaciones, Todo fue
cuestionado, El rodillo compresor de la "cultura de masas" contribuyó amplia­
mente a romper la certidumbre de las fronteras del objeto literario. Recorde­
mos aquel texto premonitorio de W,Benjamín (Benjamin, 1955) en el que se
denuncia la pérdida de "aura" de las obras artísticas a causa de su reproducti­
.
, bilídad, En el momento actual, las nuevas tecnologías han dado a luz nuevas
! íormas culturales, nuevas imágenes, nuevas formas de participación interper­
;onales o grupales: el rack en todas sus formas, los video-c1ips, la publicidad
)'

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RÉOlNEROBINgeneralizada, la práctica del zapping, los juegos de representaci6n (Señores y
dragones. para no citar más que uno de los más difundidos) y la telemática,
representada en Francia por la minitel, cuyo éxito es prodigioso. Se trata de
una cultura de lo efímero, de la simultaneidad, de lo inacabado, del flasn, del
spot, del clip, del flux, del directo o del seudodirecto, que aísla al individuo enlas múltiples formas y procesos que G. Lipovetsky ha denominado "la era del
vacío" (Lipovetsky, 1983); cultura que constituye el común posmoderno de la
cotidianidad.
Todo esto ha creado un nuevo imaginario, un imaginario numérico (Cahier.
buemationaux de Socialagie, 1987), ir6nico. lúdico y kitscnizado.
Mucho antes de la intrusi6n masiva de los nuevos medios electr6nicos, la
literatoracanónica había sido impugnada por la intrusi6n de lo "popular" o de
lo "común" en el cuestionamiento literario. M. Bajtin desempeñó en esta im­
pugnaci6n un papel de primer orden. Contra los formalistas, él sostuvo que la
palabra común ponía en acción los mismos procedimientos que la palabra poé­
tica, los mismos juegos metafóricos, el mismo ludismo. pero que 10 que las
diferenciaba tenía que vercon su funci6n pragmática y social y con su recep­
ción (Bajtin en Todorov, 1982, 181-215). Este autor demostró que 10 carnava­
lesco de algnnas obras ¡iterarias, en particular en Rabelais, no podía pensarse
sin nacer surgir toda la importancia de la cultura popular de la época, sus tradi­
ciones orales y sus propias prácticas de lengnaje y de sociabilidad (Bajtin,
1970). Nada de cultura...